La diabetes es una enfermedad que afecta la forma en que el cuerpo usa la glucosa sanguínea, a menudo llamada azúcar en la sangre.
Si tienes diabetes, tu cuerpo produce muy poca o ninguna insulina, o la insulina no funciona muy bien, de manera que termina con un exceso de glucosa en tu sangre.
- Sed excesiva
- Micción frecuente
- Hambre continua
- Pérdida de peso inexplicable o aumento de peso (más común en la diabetes tipo 2)
- Síntomas tipo influenza, incluidas debilidad y fatiga
- Visión borrosa
- Cortadas o moretones que sanan lentamente
- Hormigueo o pérdida de sensación en las manos y los pies
- Infecciones recurrentes de las encías y la piel
- Infecciones recurrentes en la vagina o la vejiga
Las formas más comunes de diabetes son los tipos 1 y 2. Pero hay otras formas, como la diabetes gestacional, la cual ocurre durante el embarazo.
Diabetes tipo 1: es una enfermedad auto inmunitaria. Tu propio sistema inmunitario ataca tu páncreas, destruyendo las células, así que produce poca o ninguna insulina. Sin insulina, la glucosa permanece en el torrente sanguíneo. La enfermedad casi siempre se desarrolla en la niñez o adolescencia.
Diabetes tipo 2: es la forma más común. Tu páncreas puede producir algo de insulina, pero sus células se vuelven resistentes a ella, así que un exceso de glucosa permanece en su sangre. Tener sobrepeso dificulta que tu cuerpo use la insulina. La diabetes tipo 2 por lo general se desarrolla en adultos, pero como más niños y adolescentes presentan sobrepeso, la incidencia de diabetes tipo 2 va en aumento.
- Progenitor, hermano o hermana con diabetes tipo 2
- Sobrepeso
- Exceso de peso alrededor de la cintura y cuerpo en forma de pera
- Síndrome metabólico
- Inactividad física
- Ser mayor de 45 años de edad
- Dar a luz a un bebé que pesó más de 4.5 kg
- Desarrollar diabetes en el embarazo (diabetes gestacional)
- Tener depresión
El síndrome metabólico eleva el riesgo de diabetes. Si tienes tres o más de los siguientes factores de riesgo, es probable que tengas síndrome metabólico:
Obesidad abdominal: en mujeres, 89 cm de cintura o más; en hombres, 102 cm o más
Triglicéridos: 150 mg/dL o más
Colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad, el tipo “bueno”): mujeres, menos de 50 mg/dL; hombres, menos de 40 mg/dL
Presión arterial:mayor a 130/85 mm Hg
Glucosa sanguínea en ayunas: 100 mg/dL o más.
- Enfermedades cardiovasculares (como un ataque cardiaco y un evento vascular cerebral)
- Daño en los nervios
- Enfermedad renal
- Daño ocular
- Mantener la glucosa sanguínea cercana a la normalidad –mediante una alimentación sana, actividad física y, si se necesita, medicamentos– reduce su riesgo de complicaciones.
- Vigila tu glucosa. Esto es clave para sentirse lo mejor posible y prevenir complicaciones. Tus niveles y con qué frecuencia valorarla dependen de tu tipo de diabetes y su plan de tratamiento. Si tomas insulina, mide tu glucosa en sangre por lo menos dos veces al día.
Si tienes diabetes tipo 2 y no necesitas insulina, mide tu glucosa con la frecuencia necesaria para estar seguro de que estás bajo control. Esto puede significar pruebas diarias o dos veces por semana.
-
Colabora con tu equipo médico para controlar tu hemoglobina glicosilada (HbA1c), presión arterial, colesterol y triglicéridos; así reducirás tu riesgo de enfermedad cardiaca, evento vascular cerebral y otras complicaciones.
- HbA1c: procura tener menos de 7%, a menos que tu doctor recomiende otra cosa.
- Presión arterial: procura que sea menor de 130/80 mm Hg.
- Colesterol LDL (“malo”): por debajo de 100 mg/dL (si tienes una enfermedad cardiaca o te encuentras en muy alto riesgo, tu objetivo de LDL debe ser menor a 70 mg/dL)
- Colesterol HDL (“bueno”): por arriba de 40 mg/dL si eres hombre o por arriba de 50 mg/dL si es mujer
- Triglicéridos: por debajo de 100 mg/dL
- Elije alimentos más sanos. Sigue estos consejos básicos:
- Cumple con un horario. Consume tres comidas al día. Si tienes hambre después de la comida, elije un alimento con bajo contenido de calorías o carbohidratos, como vegetales crudos.
- Concéntrate en la fibra. Come frutas y verduras frescas, legumbres y alimentos de grano entero. Estos alimentos con alto contenido de fibra ayudan a controlar el azúcar en la sangre y tienen bajo contenido de grasa, además de tener un alto contenido de vitaminas y minerales.
Bajo nivel de glucosa en sangre (hipoglucemia) | Nivel peligrosamente elevado de glucosa en sangre | Cetonas elevadas |
Signos iniciales: sudoración, temblor, trastornos visuales, nerviosismo, dolor de cabeza, debilidad, hambre, mareo, irritabilidad, náusea, piel fría y pegajosa. Signos tardíos: dificultad para hablar, somnolencia, conducta semejante a embriaguez, confusión. Signos de emergencia: convulsiones, coma (que puede ser fatal). Qué hacer: Si la glucosa sanguínea está por debajo de 70 mg/dL, come o bebe algo para elevar rápidamente su nivel, como caramelos (que equivalgan a cinco gomitas de azúcar), media taza de refresco regular (no de dieta) o media taza de jugo de fruta. Si es necesario, repite en 15 minutos. Si no hay mejoría, obten ayuda médica de inmediato. |
Signos iniciales: sed excesiva, calambres en las piernas, boca seca, micción frecuente, deshidratación. Signos tardíos: pulso rápido, debilidad, confusión. Signos de emergencia: convulsiones, coma. Qué hacer: si la glucosa en sangre es de 350 mg/dL y te sientes mal, llama a tu médico. Si es de 500 mg/dL o mayor y te sientes mal, acude a la sala de urgencias. |
Signos iniciales: glucosa elevada en sangre, sed excesiva, boca seca, micción frecuente. Signos tardíos: fatiga, náusea, vómito, dolor abdominal, olor dulce y afrutado en el aliento, visión borrosa, confusión, pérdida del apetito, pérdida de peso, debilidad, somnolencia. Signos de emergencia: convulsiones, coma. Qué hacer: revisa tu nivel de cetonas, en especial si la glucosa en sangre se mantiene sobre los 250 mg/dL. Si el color de la tira de prueba muestra un nivel moderado o elevado de cetonas, llama a tu médico de inmediato y bebe mucha agua para prevenir la deshidratación. |