Tratamiento

Tratamiento

La mayoría de las personas que ingresan a tratamiento lo hace con renuencia, regularmente por presión por parte de su familia, la empresa donde labora o los amigos. En algunos casos, problemas de salud o judiciales las motivan a buscar ayuda. Ese tipo de presión es necesario porque muchas personas niegan el problema, lo que les permite creer que no necesitan ayuda.

PASO 1. Reconocimiento del problema

Quienes tienen un problema con el alcohol a menudo crean una concha para evitar ser confrontados. La negación puede ser tan profunda que un alcohólico quizá verdaderamente no reconozca la magnitud de su problema. Uno de los principales objetivos del tratamiento es penetrar en las defensas personales que se han creado con los años.

PASO 2. Intervención

La fase previa al tratamiento es crucial para la familia, amigos, empresas que otorgan empleo y otras personas preocupadas por quien tiene un problema con el alcohol. Las probabilidades de recuperación aumentan si la persona puede confrontarse seriamente con las consecuencias negativas de su consumo.

La confrontación facilitada por un profesional con conocimientos de alcoholismo puede evitar a los miembros de la familia, incluso a la persona que tiene el problema, años de sufrimiento y destrucción de relaciones. A veces, la mejor persona para intervenir es un alcohólico en recuperación.

No hay un momento o un lugar ideal para una confrontación. Sin embargo, no confrontes a un alcohólico cuando esté bebida o bebiendo. Elije un momento en el cual esté sobria o en proceso de recuperar la sobriedad.

De una manera amable, pero sincera, dile que obtenga ayuda o se prepare para sufrir las consecuencias, como ser despedido, un divorcio o encarar una condena por conducir bajo la influencia del alcohol. No permitas que la persona niegue su preocupación acerca del problema, y no trates de sacarla del problema ni de ofrecerle otra oportunidad. Esto podría interpretarse como un permiso para volver a beber.

PASO 3. Cómo abordar las necesidades de la familia

El alcoholismo por lo general altera las relaciones en la familia y el lugar de trabajo. Las familias pueden experimentar problemas psicológicos, maritales, de crianza de hijos, económicos, físicos y espirituales a medida que progresa la enfermedad. Al dirigir su atención hacia el alcohólico, las familias tal vez descuiden estos otros temas.

Las familias también pueden responder al problema con enojo, sarcasmo, arranques emocionales o depresión. Aunque el reproche es entendible, es contraproducente para afrontar el alcoholismo. Los miembros de la familia deben enterarse por qué la persona que tiene el problema se comporta como lo hace. Con guía, pueden aprender cómo rescatar al alcohólico, reaccionar de manera constructiva y establecer un clima para respuestas positivas.

Incontables alcohólicos se están recuperando simplemente porque sus familias eligieron empezar el proceso de recuperación.