Fuentes de estrés
Algunos de tus estresores son acontecimientos
que te ocurren, mientras que otros parecen estar
originados en tu interior.
SITUACIONES EXTERNAS
Los estresores externos son acontecimientos y
situaciones que te ocurren:
-
Cambios importantes en tu vida. Estos cambios
pueden ser positivos: un matrimonio nuevo, un
embarazo planeado o una nueva casa. O pueden
ser negativos: la muerte de un ser querido o un
divorcio. -
Entorno. El mundo que nos rodea puede ser una
fuente de estrés. Considera cómo reaccionas a los
ruidos, como el ladrido de un perro, o al exceso o
falta de luz en una recámara. -
Acontecimientos no predecibles. De pronto
llegan invitados a tu casa, sin avisar; descubres que
no te alcanzó la quincena para pagar la renta o que
te han recortado el sueldo. -
Lugar de trabajo. Los estresores comunes del trabajo incluyen una carga de tareas
imposible, fechas de entrega urgentes o un jefe muy estricto y demandante. -
Sociales. Conocer gente nueva puede ser estresante. Piensa, por ejemplo, en una cita
a ciegas: probablemente empieces a transpirar. Las relaciones con la familia a menudo
generan estrés. O piensa en la última discusión que tuviste con tu hijo o tu pareja.
Las estrategias para manejar los estresores externos incluyen cambios en el estilo de
vida, como seguir una dieta saludable, estar físicamente activo y dormir lo suficiente,
algo que ayudará a estimular tu resiliencia (capacidad de asumir con situaciones límite
y sobreponerse a ellas).
Otros pasos que te ayudarán: pedir apoyo a los demás, usar el humor y ser positivo,
aprender a ser asertivo, resolver los problemas y administrar el tiempo.
SITUACIONES INTERNAS
No todo el estrés se origina de cosas que te ocurren. La mayor parte de nuestra respuesta
al estrés es auto inducida. Aquellos sentimientos y pensamientos que se te agolpan en
la cabeza y que te causan falta de tranquilidad se conocen como estresores internos.
Ejemplos de estresores internos:
- Miedos. Entre los más comunes se incluyen el miedo al fracaso y el miedo a hablar en
público. - Incertidumbre y falta de control. Poca gente disfruta no saber o no ser capaz de
controlar lo que pueda pasar. Piensa en cómo puedes reaccionar al esperar los
resultados de una prueba médica. - Creencias. Pueden ser actitudes, opiniones o expectativas. Tal vez no pienses que
tus creencias modifican tu experiencia, pero estos pensamientos preestablecidos a
menudo nos provocan estrés. Ten en cuenta las expectativas que tienes al crear un
viaje de vacaciones perfecto o al avanzar en tu carrera.
La buena noticia es que tenemos la capacidad de controlar nuestros pensamientos.
La mala noticia es que nuestros miedos, actitudes y expectativas nos han acompañado
durante mucho tiempo y a menudo se necesita un gran esfuerzo para cambiarlas.
Entre las estrategias para manejar los estresores internos se incluyen reafirmar los
pensamientos positivos y eliminar los negativos, usar técnicas de relajación y hablar
con un amigo o consejero en el que confíes.