Tratamiento

Tratamiento

En su mayoría, las personas con una hernia de hiato no presentan ningún síntoma y no necesitan tratamiento. Si tienes síntomas, como acidez estomacal frecuente y reflujo ácido, es posible que necesites medicamentos o cirugía.

Si tienes acidez estomacal y reflujo ácido, el profesional de atención médica puede recomendarte lo siguiente:

  • Antiácidos que neutralizan el ácido estomacal. Los antiácidos podrían ofrecer un alivio rápido. El uso excesivo de algunos antiácidos puede causar efectos secundarios, como diarrea o, a veces, problemas de riñón.
  • Medicamentos para reducir la producción de ácido. Estos medicamentos se conocen como bloqueadores de los receptores H2. Las formas más potentes de estos medicamentos se venden con receta médica.
  • Medicamentos que bloquean la producción de ácido y curan el esófago. Estos medicamentos se conocen como inhibidores de la bomba de protones. Son bloqueadores de la producción de ácido más fuertes que los bloqueadores de los receptores H2 y le dan tiempo al tejido esofágico dañado de curarse.

A veces, una hernia de hiato requiere cirugía. La cirugía puede ayudar a las personas que no mejoran con medicamentos a aliviar la acidez estomacal y el reflujo ácido. También puede ayudar a las personas que tienen complicaciones como inflamación grave o estrechamiento del esófago.

Síntomas

Herpes Zóster

El herpes zóster es una infección viral que causa una erupción dolorosa. Los herpes zóster pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Por lo general, parece una sola franja de ampollas que envuelve el lado izquierdo o derecho del torso.

La causa del herpes zóster es el virus varicela-zóster, el mismo virus que provoca la varicela. Después de contraer varicela, el virus permanece en el cuerpo de por vida. Años más tarde, el virus puede reactivarse como herpes zóster.

El herpes zóster no pone en riesgo la vida. Sin embargo, puede ser muy doloroso. Las vacunas pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar herpes zóster. El tratamiento temprano puede acortar una infección por herpes zóster y disminuir la posibilidad de complicaciones.

La complicación más común es la neuralgia posherpética. Se trata de una afección dolorosa que hace que el herpes zóster duela durante mucho tiempo después de que las ampollas desaparecieron.

Síntomas

Los síntomas del herpes zóster suelen afectar solo una pequeña sección de un lado del cuerpo. Entre estos síntomas, se pueden incluir los siguientes:

  • Dolor, ardor u hormigueo.
  • Sensibilidad al tacto.
  • Sarpullido rojo que aparece unos días después del dolor.
  • Ampollas llenas de líquido que se abren y forman costras.
  • Picazón.

El dolor suele ser el primer síntoma del herpes zóster. Para algunas personas, el dolor puede ser intenso. Según la ubicación del área adolorida, a veces puede confundirse con problemas del corazón, los pulmones o los riñones. Algunas personas con herpes zóster sienten dolor sin llegar a tener sarpullido.

Lo más habitual es que el sarpullido del herpes zóster se manifieste como una franja de ampollas que envuelve el lado izquierdo o derecho del torso. En ocasiones, esta erupción se produce alrededor de un ojo o en uno de los lados del cuello o la cara.

¿Cuándo consultar al médico?

Consulta con tu proveedor de atención médica tan pronto como sea posible si sospechas que sufres herpes zóster, especialmente en las siguientes situaciones:

  • Tienes dolor y sarpullido cerca de un ojo. Si no se trata, esta infección puede derivar en daños permanentes en los ojos.
  • Tienes 50 años o más. La edad aumenta el riesgo de complicaciones.
  • Tú o alguien de tu familia tiene un sistema inmunitario debilitado. Esto puede deberse a cáncer, medicamentos o una enfermedad crónica.
  • El sarpullido es generalizado y doloroso.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Cualquiera que haya tenido varicela puede desarrollar herpes zóster. La mayoría de los adultos tuvieron varicela cuando eran niños. Esto fue antes de la disponibilidad de la vacunación infantil de rutina que ahora protege contra la varicela. Entre los factores que pueden aumentar tu riesgo de desarrollar herpes zóster se incluyen los siguientes:

  • Edad. El riesgo de tener herpes zóster aumenta con la edad. El herpes zóster, por lo general, se produce en personas mayores de 50 años. Y las personas mayores de 60 años son más propensas a sufrir complicaciones más graves.
  • Algunas enfermedades. Las enfermedades que debilitan tu sistema inmunitario, como el VIH o SIDA y el cáncer, pueden aumentar tu riesgo de desarrollar herpes zóster.
  • Tratamientos oncológicos. La radiación o la quimioterapia pueden reducir tu resistencia a las enfermedades y desencadenar el herpes zóster.
  • Algunos medicamentos. Los medicamentos que previenen el rechazo de órganos trasplantados pueden aumentar el riesgo de tener herpes zóster. El uso a largo plazo de esteroides, como la prednisona, también puede aumentar el riesgo de tener herpes zóster.

Tratamiento

Tratamiento

No hay cura para el herpes zóster. Si se lo trata sin demora con antivirales bajo receta médica se puede acelerar la recuperación y reducir el riesgo de complicaciones.

El herpes zóster puede causar un dolor intenso, por lo que el proveedor de atención médica también podría recetarte:

  • Un parche de capsaicina tópica
  • Anticonvulsivos, como la gabapentina
  • Antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina
  • Anestésicos, como la lidocaína, en crema, gel, espray o parche para la piel
  • AUna inyección que podría ser de corticoides o de anestésico local

Habla con tu médico sobre los beneficios y los posibles efectos secundarios de los medicamentos que te receten.

El herpes zóster generalmente dura entre 2 y 6 semanas. La mayoría de las personas contraen herpes zóster solo una vez, pero es posible contraerlo dos veces o más.

Autocuidados

Para aliviar el dolor y la comezón, toma un baño con agua fría o coloca compresas húmedas y frías sobre las ampollas. Asimismo, y si es posible, intenta reducir el estrés en tu vida.

Causas

Causas

La causa del herpes zóster es el virus varicela-zóster, el mismo virus que provoca la varicela. Cualquiera que haya tenido varicela puede desarrollar herpes zóster. Después de recuperarte de la varicela, el virus ingresa en el sistema nervioso y permanece inactivo durante años. A veces, el virus se reactiva y se traslada por las vías nerviosas hasta la piel, lo que produce herpes zóster. Sin embargo, no todas las personas que han tenido varicela desarrollarán herpes zóster.

La razón del desarrollo del herpes zóster no está clara. Puede deberse a una menor inmunidad a las infecciones a medida que se envejece. El herpes zóster es más común en adultos mayores y en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

La varicela-zóster es parte de un grupo de virus llamados virus del herpes. Se trata del mismo grupo que incluye los virus que causan el herpes labial y el herpes genital. Como consecuencia, el herpes zóster también se conoce como culebrilla. Sin embargo, el virus que causa la varicela y el herpes zóster no es el mismo virus que provoca el herpes labial o el herpes genital, que es una infección de trasmisión sexual.

Una persona con herpes zóster puede trasmitirle el virus de la varicela-zóster a cualquier persona que no sea inmune a la varicela. Por lo general, se produce por el contacto directo con las llagas abiertas del sarpullido que causa el herpes zóster. No obstante, una vez infectada, la persona tendrá varicela en lugar de herpes zóster.

Para algunas personas, la varicela puede ser peligrosa. Hasta que se forme la costra sobre las ampollas del herpes zóster, puedes contagiar. Evita el contacto físico con cualquier persona que aún no haya tenido varicela o que no se haya vacunado contra esta enfermedad. Esto incluye a personas con el sistema inmunitario debilitado, mujeres embarazadas y recién nacidos.

Diagnóstico

Diagnóstico

Los proveedores de atención médica suelen diagnosticar el herpes zóster basándose en los antecedentes de dolor en un lado del cuerpo, acompañado del sarpullido característico y ampollas. El proveedor de atención médica también puede tomar una muestra de tejido o hacer un cultivo de las ampollas para enviar al laboratorio.

Prevención

Prevención

Una vacuna contra el herpes zóster puede ayudar a prevenir esta afección. Aunque la vacuna no garantiza que no tendrás la afección. Sin embargo, es probable que sí reduzca la evolución y la intensidad de la enfermedad.

Habla con tu médico sobre tus opciones de vacunación si:

  • Alguna vez tuviste una reacción alérgica a algún componente de la vacuna contra el herpes zóster
  • Tienes un sistema inmunitario debilitado debido a una afección o un medicamento.
  • Te sometiste a un trasplante de células madre
  • Estás embarazada o tratando de quedar embarazada

Habla con tu médico sobre tus opciones de vacunación si:

  • Alguna vez tuviste una reacción alérgica a algún componente de la vacuna contra el herpes zóster
  • Tienes un sistema inmunitario debilitado debido a una afección o un medicamento.
  • Te sometiste a un trasplante de células madre
  • Estás embarazada o tratando de quedar embarazada

La vacuna contra el herpes zóster se usa solamente como método de prevención de la enfermedad. No tiene como fin tratar a las personas que ya tienen esta afección médica.

Síntomas

Hiperglucemia en la diabetes

El nivel alto de glucosa en la sangre, también llamado hiperglucemia, afecta a las personas que tienen diabetes. Diversos factores pueden influir en la hiperglucemia de personas con diabetes. Entre ellos se encuentran la alimentación, la actividad física, las enfermedades y los medicamentos no relacionados con la diabetes. Saltarse dosis o no tomar suficiente cantidad de insulina u otros medicamentos para reducir la glucosa en la sangre también pueden provocar hiperglucemia.

Es importante tratar la hiperglucemia. Si no se trata, esta afección puede volverse grave y causar problemas graves de salud que podrían requerir atención médica de emergencia, incluido un coma diabético. La hiperglucemia persistente, incluso si no es grave, puede ocasionar complicaciones que afectan los ojos, los riñones, los nervios y el corazón.

Síntomas

La hiperglicemia no suele provocar síntomas hasta que el nivel de glucosa en la sangre es elevado. Los síntomas de la hiperglucemia evolucionan lentamente durante el transcurso de varios días o semanas. Mientras más tiempo permanezcan altos los niveles de glucosa en la sangre, más graves pueden ser los síntomas. Sin embargo, algunas personas que tuvieron diabetes tipo 2 durante mucho tiempo no presentan síntomas a pesar de tener niveles altos de glucosa en la sangre.

Reconocer los síntomas tempranos de la hiperglicemia ayuda a identificarla y tratarla de inmediato. Presta atención a lo siguiente:

  • Micción frecuente
  • Aumento de la sed
  • Visión borrosa
  • Sentirse débil o inusualmente cansado

¿Cuándo consultar al médico?

Busca ayuda inmediata de un médico o llama al 911 en los siguientes casos:

  • Si tienes diarrea o vómitos constantes y no toleras alimentos ni líquidos
  • Si los niveles de glucosa en la sangre están siempre por encima de los 240 miligramos por decilitro (13,3 milimoles por litro) y tienes síntomas de cetonas en la orina.

Causas

Causas

Durante la digestión, el cuerpo descompone los carbohidratos de los alimentos, como el pan, el arroz y los fideos, en moléculas de azúcar. Una de las moléculas de azúcar se llama glucosa. Es una de las principales fuentes de energía del cuerpo. La glucosa se absorbe e ingresa directo al torrente sanguíneo después de comer, pero no puede ingresar a la mayoría de los tejidos del cuerpo sin la ayuda de la insulina. La insulina es una hormona producida por el páncreas.

Cuando el nivel de glucosa en la sangre se eleva, el páncreas libera insulina. La insulina desbloquea las células para que la glucosa pueda entrar. Esto proporciona el combustible que las células necesitan para funcionar correctamente. El exceso de glucosa se almacena en el hígado y los músculos.

Este proceso disminuye la cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo y evita que alcance niveles peligrosos. A medida que el nivel de glucosa sanguínea vuelve a la normalidad, también lo hace la cantidad de insulina que fabrica el páncreas.

La diabetes reduce drásticamente los efectos de la insulina en el cuerpo. Esto puede ser porque tu páncreas no puede producir insulina, como sucede con la diabetes tipo 1. O bien, puede deberse a que el cuerpo es resistente a los efectos de la insulina o no produce suficiente insulina para mantener un nivel de glucosa normal, como en la diabetes tipo 2.

En las personas que tienen diabetes, la glucosa tiende a acumularse en el torrente sanguíneo. Esta afección se llama hiperglucemia. Puede alcanzar niveles peligrosamente altos si no se trata adecuadamente. Se usan insulina y otras sustancias para reducir los niveles de glucosa en la sangre.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Entre los factores que pueden contribuir a la hiperglucemia se incluyen los siguientes:

  • No administrarse suficiente insulina o no consumir otros medicamentos para tratar la diabetes.
  • No inyectarse insulina correctamente o administrarse insulina vencida.
  • No seguir el plan de alimentación para la diabetes.
  • No realizar actividad física.
  • Tener una enfermedad o infección.
  • Consumir ciertos medicamentos, como esteroides o inmunosupresores.
  • Tener una lesión o someterse a una cirugía.
  • Experimentar estrés emocional, como problemas familiares o laborales.

Una enfermedad o el estrés pueden causar hiperglucemia debido a que las hormonas producidas por el organismo para combatir la enfermedad o el estrés también pueden hacer que aumente el nivel de glucosa en la sangre. Es posible que necesites un medicamento adicional para la diabetes para mantener la glucosa en sangre cerca del nivel objetivo durante una enfermedad o un episodio de estrés.