Diagnóstico

Diagnóstico

El médico establecerá para ti el rango objetivo de glucosa sanguínea. Para muchas personas con diabetes, Mayo Clinic recomienda, por lo general, los siguientes niveles objetivo de glucosa en la sangre antes de las comidas:

  • Entre 80 y 120 miligramos por decilitro (mg/dl) (4,4 y 6,7 milimoles por litro [mmol/l]) para personas de 59 años o menos que no tengan otras afecciones más allá de la diabetes
  • Entre 100 y 140 miligramos por decilitro (5,6 y 7,8 milimoles por litro) para:
  • personas mayores de 60 años;
  • personas con otras afecciones, como enfermedades cardíacas, pulmonares o renales;
  • personas con antecedentes de un nivel bajo de glucosa en la sangre (hipoglucemia) o que tengan dificultad para reconocer los síntomas de la hipoglucemia.

Para muchas personas que tienen diabetes, la Asociación Americana de la Diabetes suele recomendar los siguientes niveles de glucosa en la sangre:

  • Entre 80 y 130 miligramos por decilitro (4,4 y 7,2 milimoles por litro) antes de las comidas
  • Menos de 180 miligramos por decilitro (10 milimoles por litro) antes de las comidas

El rango objetivo de glucosa en la sangre puede diferir, especialmente si estás embarazada o has tenido otros problemas de salud causados por la diabetes. Tu nivel esperado de glucosa en la sangre puede cambiar a medida que envejeces. A veces, puede resultar difícil alcanzar el rango objetivo de glucosa en la sangre.

Tratamiento

Tratamiento

Aprende cómo los distintos tratamientos pueden ayudarte a mantener los niveles de glucosa dentro del rango objetivo. Tu médico puede recomendarte lo siguiente:

  • Realiza actividad física. La práctica habitual de actividad física es una manera eficaz de controlar la glucosa en la sangre. Pero si tienes cetonas en la orina, no debes hacer ejercicio. Esto puede hacer que el nivel de glucosa en la sangre aumente aún más.
  • Toma los medicamentos como te indicaron. Si tienes episodios frecuentes de hiperglucemia, el proveedor de atención médica puede ajustar la dosis o el horario en que tomas el medicamento.
  • Respeta tu plan de alimentación para la diabetes. Ayuda comer porciones más pequeñas y evitar las bebidas azucaradas y los refrigerios frecuentes. Si tienes problemas para seguir tu plan de comidas, pide ayuda a tu proveedor de atención médica o dietista.
  • Controla tu nivel de glucosa en la sangre. Controla el nivel de glucosa en la sangre según lo indique tu proveedor de atención médica. Controla el nivel con más frecuencia si te encuentras enfermo o preocupado sobre un episodio de hiperglucemia o hipoglucemia grave.
  • Ajusta tu dosis de insulina. Los cambios realizados en tu programa de insulina o un suplemento de insulina de corta acción pueden ayudar a controlar la hiperglucemia. Un suplemento es una dosis adicional de insulina que se utiliza para ayudar a corregir temporalmente un nivel alto de glucosa en la sangre. Pregunta a tu proveedor de atención médica con qué frecuencia necesitas un suplemento de insulina si tienes un nivel alto de glucosa en la sangre.

Prevención

Prevención

Para ayudar a mantener tu glucosa sanguínea dentro de un rango normal, haz lo siguiente:

  • Respeta tu plan de comidas para la diabetes. Si usas insulina o tomas un medicamento para la diabetes por vía oral, debes ser constante con la cantidad y el horario de tus comidas y refrigerios. Se debe lograr un equilibrio entre los alimentos que consumes y la insulina que actúa en tu cuerpo.
  • Controla el nivel de glucosa sanguínea. Según tu plan de tratamiento, es posible que tengas que controlar y registrar tu nivel de glucosa sanguínea varias veces a la semana o varias veces al día. Un control minucioso es la única forma de asegurarte de que tu nivel de glucosa sanguínea se mantenga dentro del rango objetivo. Anota cuando tus lecturas de glucosa estén por encima o por debajo del rango objetivo.
  • Sigue cuidadosamente las recomendaciones del proveedor de atención médica con respecto a cuándo debes tomar tu medicamento.
  • Ajusta tu medicamento si modificas tu actividad física. El cambio depende de los resultados de la prueba de glucosa sanguínea y del tipo y la duración de la actividad física. Si tienes alguna pregunta al respecto, consulta al proveedor de atención médica.

Síntomas

Influenza (gripe)

La gripe, también llamada influenza, es una infección de la nariz, la garganta y los pulmones, que son parte del sistema respiratorio. La gripe es causada por un virus. La influenza se conoce comúnmente como gripe, pero es diferente de los virus de la “gripe” estomacal, que causan diarrea y vómitos.

La mayoría de las personas que tienen gripe mejoran por su cuenta. Pero a veces esta enfermedad y sus complicaciones pueden ser mortales. Aunque la vacuna anual para la gripe no tiene una eficacia del 100 %, reduce las posibilidades de tener complicaciones graves por la infección. Esto es importante para personas con alto riesgo de tener complicaciones por la gripe.

Síntomas

Al comienzo, la gripe puede parecer un resfriado con goteo de la nariz, estornudos y dolor de garganta. Por lo general, los resfriados comienzan lentamente. En cambio, la gripe tiende a aparecer rápidamente. Y aunque un resfriado puede ser una molestia, generalmente te sientes mucho peor con la gripe.

A menudo, pero no siempre, los síntomas frecuentes de la gripe incluyen fiebre, así como dolor en los músculos, escalofríos y sudoración.

Otros síntomas incluyen:

  • Dolor de cabeza.
  • Tos persistente y seca.
  • Falta de aire.
  • Cansancio y debilidad.
  • Dolor de garganta.
  • Dolor en los ojos.

¿Cuándo consultar al médico?

La mayoría de las personas con gripe pueden tratar la afección en casa y, a menudo, no necesitan acudir a un profesional de atención médica.

Si tienes síntomas de gripe que indiquen una emergencia, busca de inmediato atención médica. En los adultos, los síntomas que indican una emergencia pueden ser, por ejemplo, los siguientes:

  • Dificultad para respirar o falta de aire.
  • Dolor en el pecho.
  • Mareos constantes.
  • Convulsiones.
  • Empeoramiento de enfermedades preexistentes.
  • Gran debilidad o dolores musculares intensos.

En los niños, los síntomas que indican una emergencia incluyen todos los síntomas observados en los adultos, además de los siguientes:

  • Labios o lecho de las uñas de color gris o azul.
  • Deshidratación.

Causas

Causas

La gripe es causada por virus. Estos virus viajan por el aire en gotitas cuando alguien que tiene la infección tose, estornuda o habla. Puedes inhalar las gotitas de forma directa. También puedes entrar en contacto con los gérmenes mediante un objeto, como el teclado de una computadora, y luego transferirlos a los ojos, la nariz o la boca.

Las personas que tienen el virus probablemente contagien aproximadamente desde el día anterior a que aparezcan los síntomas hasta cinco a siete días después de que comiencen. Los niños y las personas con un sistema inmunitario debilitado quizás sean contagiosos por un tiempo un poco más largo.

Los virus de la influenza cambian constantemente y a menudo aparecen nuevas cepas. Si tuviste influenza en el pasado, tu cuerpo ya produjo anticuerpos para combatir esa cepa específica del virus.

Si los virus futuros de la influenza son similares a los que ya tuviste debido a la enfermedad o por haber recibido la vacuna, esos anticuerpos pueden prevenir la infección o reducir su gravedad.

Sin embargo, los niveles de anticuerpos pueden disminuir con el tiempo. Además, es posible que los anticuerpos contra los virus de la influenza no te protejan contra las nuevas cepas del virus. Las nuevas cepas pueden ser muy diferentes a las que tuviste antes.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Los factores que pueden aumentar el riesgo de contraer la gripe o tener complicaciones relacionadas incluyen:

  • Edad. La influenza estacional tiende a tener peores resultados en niños pequeños, en particular aquellos menores de 12 meses. Los adultos mayores de 65 años también tienden a presentar peores resultados.
  • Condiciones de vida o de trabajo. Las personas que viven o trabajan en centros con muchos otros residentes, como asilos de ancianos y convalecientes, tienen más probabilidad de enfermarse con la gripe. Las personas internadas en un hospital también corren un mayor riesgo.
  • Sistema inmunitario debilitado. Los tratamientos contra el cáncer, los medicamentos antirrechazo, el uso prolongado de esteroides, un trasplante de órganos, un cáncer de la sangre o el VIH/SIDA pueden debilitar el sistema inmunitario. Esto puede facilitar el contagio con el virus de la gripe y podría aumentar el riesgo de tener complicaciones.
  • Enfermedades crónicas. Las afecciones crónicas pueden aumentar el riesgo de tener complicaciones vinculadas a la influenza. Algunos ejemplos incluyen asma y otras enfermedades pulmonares, diabetes, enfermedades cardíacas y del sistema nervioso, antecedentes de accidente cerebrovascular, trastornos metabólicos, problemas en las vías respiratorias y enfermedades de los riñones, el hígado o la sangre.
  • Uso de aspirina en menores de 20 años. Las personas menores de 20 años que reciben un tratamiento a largo plazo con aspirina corren el riesgo de desarrollar el síndrome de Reye si se infectan con el virus de la gripe.
  • Embarazo. Las personas embarazadas tienen más probabilidad de presentar complicaciones a raíz de la gripe, particularmente en el segundo y tercer trimestre. El riesgo continúa hasta dos semanas después del nacimiento.
  • Obesidad. Las personas con un índice de masa corporal (IMC) de 40 o superior tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones por la gripe.

Diagnóstico

Diagnóstico

Tu profesional de atención médica realizará un examen físico, buscará síntomas de gripe, y probablemente, solicitará que te realicen una prueba para detectar los virus de la influenza.

Durante los períodos en que hay muchos casos de gripe, quizás no sea necesario hacerte una prueba para detectarla. El equipo de atención médica puede hacer un diagnóstico a partir de los síntomas.

En algunos casos, tu profesional de atención médica puede sugerir que te hagan una prueba para detectar la influenza. Existen diversas pruebas para diagnosticar la gripe.

La prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) es cada vez más común en muchos hospitales y laboratorios. Esta prueba puede hacerse en el consultorio del médico o en el hospital. La prueba de reacción en cadena de la polimerasa es más sensible que otras pruebas y puede identificar la cepa de la influenza.

Es posible hacer una prueba para diagnosticar tanto la gripe como la COVID-19. Es posible tener COVID-19 y gripe al mismo tiempo.

Tratamiento

Tratamiento

Generalmente, solo necesitarás descansar y tomar mucho líquido para tratar la gripe. Pero si tienes una infección grave o tienes un mayor riesgo de tener complicaciones, el profesional de atención médica quizás te recete un medicamento antiviral para tratar la gripe.

Los efectos secundarios de los medicamentos antivirales pueden ser náuseas y vómitos. Estos efectos secundarios pueden disminuir si el medicamento se toma con alimentos.

Autocuidados

Si tienes gripe, las siguientes medidas pueden ayudar a aliviar los síntomas:

  • Bebe mucho líquido. Elige agua, jugo y sopas calientes para prevenir la deshidratación.
  • Descansa. Duerme más para ayudar al sistema inmunitario a combatir la infección. Quizás tengas que cambiar tu nivel de actividad, dependiendo de los síntomas.
  • Considera la posibilidad de tomar medicamentos para aliviar el dolor. Los niños y los adolescentes que se están recuperando de síntomas similares a los de la gripe nunca deben tomar aspirina debido al riesgo para el síndrome de Reye, que es una afección poco frecuente pero posiblemente mortal.
  • Resguárdate. Para ayudar a controlar el contagio de la gripe en tu comunidad, quédate en casa y procura que los niños que estén enfermos también lo hagan hasta que la fiebre haya desaparecido por 24 horas sin necesidad de tomar medicamentos.

Prevención

Prevención

Se recomiendan la vacuna anual contra la gripe para todas las personas a partir de los 6 meses de edad. Recibir una vacuna contra la gripe puede reducir el riesgo de contraer esta enfermedad. Además, reduce el riesgo de tener enfermedades graves por la gripe y de necesitar hospitalización. También reduce el riesgo de muerte por gripe.

La vacuna contra la gripe es sumamente importante, ya que la gripe y la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) causan síntomas similares. Tanto la COVID-19 como la gripe pueden diseminarse al mismo tiempo. Recibir las vacunas es la mejor manera de protegerse de ambas.

Las vacunas contra la influenza estacional de este año brindan protección contra los cuatro virus de la gripe que se espera que sean los más frecuentes durante dicha temporada.

Síntomas

Insuficiencia cardíaca

La insuficiencia cardíaca se produce cuando el músculo cardíaco no bombea sangre de la manera que debería. Cuando esto sucede, la sangre a menudo retrocede y el líquido se puede acumular en los pulmones, lo que causa falta de aliento.

Algunas afecciones cardíacas progresivamente dejan el corazón demasiado débil o rígido como para llenarse y bombear sangre de forma apropiada. Estas afecciones incluyen arterias estrechas en el corazón y presión arterial alta.

La insuficiencia cardíaca puede ser mortal. Las personas con insuficiencia cardíaca pueden tener síntomas graves. Algunas personas pueden necesitar un trasplante de corazón o un dispositivo que ayude al corazón a bombear sangre. La insuficiencia cardíaca se denomina a veces insuficiencia cardíaca congestiva.

Síntomas

Cuando tienes insuficiencia cardíaca, el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo.

Los síntomas pueden desarrollarse lentamente. A veces, los síntomas de la insuficiencia cardíaca comienzan repentinamente. Algunos síntomas de la insuficiencia cardíaca son los siguientes:

  • Falta de aire durante una actividad o cuando estás acostado.
  • Fatiga y debilidad.
  • Hinchazón en las piernas, en los tobillos y en los pies.
  • Latidos del corazón rápidos o irregulares.
  • Menor capacidad para hacer ejercicio.
  • Sibilancia.
  • Tos que no desaparece o tos con mucosidad de color blanca o rosa y puntos de sangre.
  • Hinchazón del abdomen.
  • Aumento de peso muy rápido debido a la acumulación de líquidos.
  • Náuseas y falta de apetito.
  • Dificultad para concentrarse o menor estado de alerta.
  • Dolor en el pecho si la insuficiencia cardíaca es producto de un ataque cardíaco.

¿Cuándo consultar al médico?

Consulta a tu proveedor de atención médica si crees que puedes tener síntomas de insuficiencia cardíaca. Llama al 911 o al servicio de asistencia médica de emergencia si tienes alguno de los siguientes síntomas:

  • Dolor en el pecho.
  • Desmayo o debilidad intensa.
  • Latidos del corazón rápidos o irregulares con falta de aliento, dolor en el pecho o desmayos.
  • Falta de aliento repentino y severo, y tos con mucosidad espumosa blanca o rosada.

Estos síntomas pueden deberse a una insuficiencia cardíaca, pero hay muchas otras causas posibles. No intentes autodiagnosticarte.