Factores de riesgo

Factores de riesgo

Varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar trastorno de ansiedad social, entre ellos:

  • Antecedentes familiares. Si tus padres biológicos o hermanos tienen trastorno de ansiedad social, tienes más probabilidades de desarrollarlo.
  • Experiencias negativas. Los niños que experimentan burlas, hostigamiento, rechazo, ridículo o humillación pueden ser más propensos a desarrollar trastorno de ansiedad social. Además, otros acontecimientos negativos de la vida, como los conflictos familiares, los traumas o los abusos, pueden estar asociados a este trastorno.
  • Carácter. Los niños que son tímidos, retraídos, introvertidos o reservados al enfrentar situaciones o personas nuevas pueden tener un riesgo mayor.
  • Nuevas exigencias sociales o laborales. Los síntomas del trastorno de ansiedad social suelen comenzar en la adolescencia, pero conocer a gente nueva, dar un discurso en público o hacer una presentación de trabajo importante puede desencadenar los síntomas por primera vez.
  • Tener una apariencia o afección que llame la atención. Por ejemplo, la desfiguración facial, la tartamudez o los temblores debidos a la enfermedad de Parkinson pueden aumentar la sensación de inseguridad y provocar trastorno de ansiedad social en algunas personas.

Tratamiento

Tratamiento

El tratamiento depende de en qué medida el trastorno de ansiedad social afecta tu habilidad para desenvolverte en la vida diaria. El tratamiento más común para el trastorno de ansiedad social incluye psicoterapia (también llamado asesoramiento psicológico o tratamiento de conversación), medicamentos o ambos.

La psicoterapia mejora los síntomas en la mayoría de las personas con trastorno de ansiedad social. En la terapia, aprendes a reconocer y a modificar los pensamientos negativos acerca de ti mismo y a desarrollar habilidades que te ayuden a ganar confianza en situaciones sociales.

La terapia cognitivo conductual es el tipo de psicoterapia más eficaz para la ansiedad y puede ser igualmente eficaz cuando se hace de forma individual o en grupo. En la terapia cognitivo conductual basada en la exposición, trabajas progresivamente hasta enfrentar las situaciones que más te asustan. Esto puede mejorar tu capacidad de afrontar una situación difícil y te ayuda a generar confianza para enfrentarte a situaciones que te producen ansiedad.

También puedes participar en una capacitación sobre habilidades sociales o en juegos de personificación para practicar tus habilidades sociales y aumentar la comodidad y ganar confianza para relacionarte con los demás. Practicar la exposición a situaciones sociales es especialmente útil para desafiar tus preocupaciones.

Prevención

Prevención

No hay forma de predecir qué hará que una persona padezca un trastorno de ansiedad, pero puedes tomar medidas para disminuir la repercusión de los síntomas si eres ansioso:

  • Pide ayuda enseguida. La ansiedad, al igual que muchas otras afecciones de salud mental, puede ser más difícil de tratar si no buscas ayuda de inmediato.
  • Lleva un diario personal. Llevar un registro de tu vida personal puede ayudarte a ti y a tu profesional de salud mental a identificar cuál es la causa del estrés y qué parece ayudarte a sentirte mejor.
  • Establece prioridades en tu vida. Puedes disminuir la ansiedad si administras bien tu tiempo y tu energía. Asegúrate de dedicarle tiempo a hacer cosas que disfrutas.
  • Evita el consumo de sustancias no saludables. El consumo de alcohol y de sustancias, e incluso de cafeína o nicotina, puede provocar o empeorar la ansiedad. Si tienes una adicción a estas sustancias, dejarlas puede provocarte ansiedad. Si no puedes dejarlas solo, consulta con tu proveedor de atención médica o busca un programa de tratamiento o un grupo de apoyo que te sirva.

Síntomas

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)

El trastorno obsesivo compulsivo incluye un patrón de pensamientos no deseados y miedos conocidos como obsesiones. Estas obsesiones te llevan a realizar conductas repetitivas, también llamadas compulsiones. Estas obsesiones y compulsiones interfieren en las actividades diarias y causan mucho sufrimiento emocional.

En definitiva, sientes la necesidad de realizar actos compulsivos para aliviar el estrés. Incluso si intentas ignorar los pensamientos o impulsos molestos, o tratas de librarte de ellos, siempre reaparecen. Esto te lleva a actuar siguiendo un ritual. Este es el círculo vicioso del trastorno obsesivo compulsivo.

El trastorno obsesivo compulsivo a menudo se centra en ciertos temas, como un miedo excesivo a contaminarse con gérmenes. Para aliviar el miedo a la contaminación, es posible que te laves las manos una y otra vez hasta que te duelan y se agrieten.

Síntomas

El trastorno obsesivo compulsivo suele incluir tanto obsesiones como compulsiones. Pero también es posible tener solo síntomas de obsesión o compulsión. Tal vez sepas o no que tus obsesiones y compulsiones van más allá de lo razonable. Pero te quitan demasiado tiempo, reducen tu calidad de vida y se interponen en tus rutinas y responsabilidades diarias.

Las obsesiones suelen tener temas como:

  • Miedo a la contaminación o la suciedad.
  • Dudar y tener dificultades para lidiar con la incertidumbre.
  • Necesidad de que las cosas estén ordenadas y equilibradas.
  • Pensamientos agresivos u horribles sobre perder el control y hacerte daño o dañar a otras personas.
  • Pensamientos no deseados, como agresiones o temas sexuales o religiosos.

Algunos ejemplos de síntomas compulsivos son los siguientes:

  • Lavarse las manos hasta que la piel se ponga en carne viva.
  • Comprobar una y otra vez que las puertas estén cerradas.
  • Comprobar una y otra vez que la cocina esté apagada.
  • Contar siguiendo determinados patrones.
  • Repetir en silencio una oración, palabra o frase.
  • Organizar los productos enlatados para que miren todos hacia el mismo lado.

¿Cuándo consultar al médico?

Hay una diferencia entre ser un perfeccionista (por ejemplo, alguien que busca resultados perfectos o un rendimiento impecable) y tener un trastorno obsesivo compulsivo. Los pensamientos de una persona con trastorno obsesivo compulsivo no son simplemente preocupaciones excesivas por problemas reales en su vida o el placer de tener las cosas limpias u ordenadas de una manera específica. Si tienes obsesiones y compulsiones que afectan tu calidad de vida, consulta al médico o a un profesional de la salud mental.

Tratamiento

Tratamiento

Es posible que el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo no tenga como resultado una cura. Sin embargo, puede ayudar a controlar los síntomas para que no dominen tu vida diaria. Según la gravedad del trastorno obsesivo compulsivo, puede que necesites un tratamiento a largo plazo, continuo o más intensivo.

Los dos tratamientos principales para el trastorno obsesivo compulsivo son la psicoterapia y los medicamentos. La psicoterapia también se conoce como terapia de conversación. A menudo, lo más eficaz es una combinación de ambos tratamientos.

La terapia cognitivo conductual, un tipo de psicoterapia es eficaz para muchas personas con trastorno obsesivo compulsivo. La exposición con prevención de respuesta, una parte de la terapia cognitivo conductual, implica exponerte durante un tiempo a un objeto u obsesión temido, como la suciedad. Luego aprendes formas de no realizar tus rituales compulsivos.

La exposición con prevención de respuesta requiere esfuerzo y práctica, pero es posible que disfrutes de una mejor calidad de vida una vez que aprendas a controlar tus obsesiones y compulsiones.

Causas

Causas

No se comprende completamente qué causa el trastorno obsesivo compulsivo. Las principales teorías son:

  • Factores biológicos. El trastorno obsesivo compulsivo puede deberse a cambios en la química natural del cuerpo o en las funciones cerebrales.
  • Genética. El trastorno obsesivo compulsivo puede tener un componente genético, pero aún no se han identificado los genes específicos.
  • Aprendizaje. Los miedos obsesivos y los comportamientos compulsivos se pueden aprender observando a familiares o se pueden aprender con el tiempo.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Los factores que pueden aumentar el riesgo de presentar un trastorno obsesivo compulsivo incluyen:

  • Antecedentes familiares. Tener padres u otros familiares con el trastorno puede aumentar el riesgo de padecer el trastorno obsesivo compulsivo.
  • Acontecimientos estresantes de la vida. Si has pasado por acontecimientos traumáticos o estresantes, tu riesgo puede aumentar. Esta reacción puede causar pensamientos intrusivos, rituales y sufrimiento emocional que se observan en el trastorno obsesivo compulsivo.
  • Otros trastornos mentales. El trastorno obsesivo compulsivo puede estar relacionado con otras enfermedades mentales, como trastornos de ansiedad, depresión, abuso de sustancias o trastornos de tics.

Diagnóstico

Diagnóstico

Los pasos para ayudar a diagnosticar el trastorno obsesivo compulsivo pueden incluir:

  • Evaluación psicológica. Esto incluye hablar sobre tus pensamientos, sentimientos, síntomas y patrones de conducta para descubrir si tienes obsesiones o conductas compulsivas que interfieren en tu calidad de vida. Si lo permites, esto puede incluir hablar con tu familia o amigos.
  • Examen físico. Esto se puede hacer para descartar otros problemas que podrían estar causando síntomas y para revisar cualquier complicación relacionada.

Prevención

Prevención

No hay una forma segura de prevenir el trastorno obsesivo compulsivo. Sin embargo, recibir tratamiento lo antes posible puede ayudar a evitar que el trastorno obsesivo compulsivo empeore y altere las actividades y la rutina diaria.

Síntomas

Virus Sincicial Respiratorio (VSR)

El virus sincicial respiratorio causa infecciones de los pulmones y en el aparato respiratorio. Es tan frecuente que la mayoría de los niños ya se han infectados con el virus cuando rondan los 2 años de edad. El virus también puede infectar a los adultos.

En los adultos y en los niños mayores y sanos, los síntomas del virus sincicial respiratorio son leves y generalmente se parecen al resfriado común.

Puede causar una infección grave en algunas personas, incluyendo a los bebés de 12 meses y más pequeños, especialmente los prematuros, y en los adultos mayores, en la gente con enfermedades cardíacas y pulmonares, o cualquiera con un sistema inmunitario débil.

Síntomas

Los signos y síntomas con más frecuencia aparecen entre cuatro y seis días después de la exposición al virus. En los adultos y los niños mayores, el VRS generalmente causa signos y síntomas parecidos a los del resfriado. Estos síntomas pueden incluir:

  • nariz congestionada o que gotea
  • tos seca
  • fiebre baja
  • dolor de garganta
  • estornudos
  • dolor de cabeza

En casos graves el virus puede extenderse al aparato respiratorio inferior, causando neumonía o bronquiolitis. Los signos y síntomas pueden incluir:

  • fiebre
  • tos intensa
  • sibilancia al respirar, un sonido agudo que, generalmente, se escucha al exhalar respiración rápida o dificultad al respirar
  • color azulado de la piel a causa de falta de oxígeno (cianosis)

¿Cuándo consultar al médico?

Busca atención médica inmediata si tu hijo o cualquiera que esté en riesgo de una infección grave con el virus respiratorio sincicial, tiene dificultad para respirar, fiebre alta, o la piel de color azulado, especialmente los labios o el área alrededor de las uñas.