Causas

Causas

La causa del herpes zóster es el virus varicela-zóster, el mismo virus que provoca la varicela. Cualquiera que haya tenido varicela puede desarrollar herpes zóster. Después de recuperarte de la varicela, el virus ingresa en el sistema nervioso y permanece inactivo durante años. A veces, el virus se reactiva y se traslada por las vías nerviosas hasta la piel, lo que produce herpes zóster. Sin embargo, no todas las personas que han tenido varicela desarrollarán herpes zóster.

La razón del desarrollo del herpes zóster no está clara. Puede deberse a una menor inmunidad a las infecciones a medida que se envejece. El herpes zóster es más común en adultos mayores y en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

La varicela-zóster es parte de un grupo de virus llamados virus del herpes. Se trata del mismo grupo que incluye los virus que causan el herpes labial y el herpes genital. Como consecuencia, el herpes zóster también se conoce como culebrilla. Sin embargo, el virus que causa la varicela y el herpes zóster no es el mismo virus que provoca el herpes labial o el herpes genital, que es una infección de trasmisión sexual.

Una persona con herpes zóster puede trasmitirle el virus de la varicela-zóster a cualquier persona que no sea inmune a la varicela. Por lo general, se produce por el contacto directo con las llagas abiertas del sarpullido que causa el herpes zóster. No obstante, una vez infectada, la persona tendrá varicela en lugar de herpes zóster.

Para algunas personas, la varicela puede ser peligrosa. Hasta que se forme la costra sobre las ampollas del herpes zóster, puedes contagiar. Evita el contacto físico con cualquier persona que aún no haya tenido varicela o que no se haya vacunado contra esta enfermedad. Esto incluye a personas con el sistema inmunitario debilitado, mujeres embarazadas y recién nacidos.

Diagnóstico

Diagnóstico

Los proveedores de atención médica suelen diagnosticar el herpes zóster basándose en los antecedentes de dolor en un lado del cuerpo, acompañado del sarpullido característico y ampollas. El proveedor de atención médica también puede tomar una muestra de tejido o hacer un cultivo de las ampollas para enviar al laboratorio.

Prevención

Prevención

Una vacuna contra el herpes zóster puede ayudar a prevenir esta afección. Aunque la vacuna no garantiza que no tendrás la afección. Sin embargo, es probable que sí reduzca la evolución y la intensidad de la enfermedad.

Habla con tu médico sobre tus opciones de vacunación si:

  • Alguna vez tuviste una reacción alérgica a algún componente de la vacuna contra el herpes zóster
  • Tienes un sistema inmunitario debilitado debido a una afección o un medicamento.
  • Te sometiste a un trasplante de células madre
  • Estás embarazada o tratando de quedar embarazada

Habla con tu médico sobre tus opciones de vacunación si:

  • Alguna vez tuviste una reacción alérgica a algún componente de la vacuna contra el herpes zóster
  • Tienes un sistema inmunitario debilitado debido a una afección o un medicamento.
  • Te sometiste a un trasplante de células madre
  • Estás embarazada o tratando de quedar embarazada

La vacuna contra el herpes zóster se usa solamente como método de prevención de la enfermedad. No tiene como fin tratar a las personas que ya tienen esta afección médica.

Síntomas

Hiperglucemia en la diabetes

El nivel alto de glucosa en la sangre, también llamado hiperglucemia, afecta a las personas que tienen diabetes. Diversos factores pueden influir en la hiperglucemia de personas con diabetes. Entre ellos se encuentran la alimentación, la actividad física, las enfermedades y los medicamentos no relacionados con la diabetes. Saltarse dosis o no tomar suficiente cantidad de insulina u otros medicamentos para reducir la glucosa en la sangre también pueden provocar hiperglucemia.

Es importante tratar la hiperglucemia. Si no se trata, esta afección puede volverse grave y causar problemas graves de salud que podrían requerir atención médica de emergencia, incluido un coma diabético. La hiperglucemia persistente, incluso si no es grave, puede ocasionar complicaciones que afectan los ojos, los riñones, los nervios y el corazón.

Síntomas

La hiperglicemia no suele provocar síntomas hasta que el nivel de glucosa en la sangre es elevado. Los síntomas de la hiperglucemia evolucionan lentamente durante el transcurso de varios días o semanas. Mientras más tiempo permanezcan altos los niveles de glucosa en la sangre, más graves pueden ser los síntomas. Sin embargo, algunas personas que tuvieron diabetes tipo 2 durante mucho tiempo no presentan síntomas a pesar de tener niveles altos de glucosa en la sangre.

Reconocer los síntomas tempranos de la hiperglicemia ayuda a identificarla y tratarla de inmediato. Presta atención a lo siguiente:

  • Micción frecuente
  • Aumento de la sed
  • Visión borrosa
  • Sentirse débil o inusualmente cansado

¿Cuándo consultar al médico?

Busca ayuda inmediata de un médico o llama al 911 en los siguientes casos:

  • Si tienes diarrea o vómitos constantes y no toleras alimentos ni líquidos
  • Si los niveles de glucosa en la sangre están siempre por encima de los 240 miligramos por decilitro (13,3 milimoles por litro) y tienes síntomas de cetonas en la orina.

Causas

Causas

Durante la digestión, el cuerpo descompone los carbohidratos de los alimentos, como el pan, el arroz y los fideos, en moléculas de azúcar. Una de las moléculas de azúcar se llama glucosa. Es una de las principales fuentes de energía del cuerpo. La glucosa se absorbe e ingresa directo al torrente sanguíneo después de comer, pero no puede ingresar a la mayoría de los tejidos del cuerpo sin la ayuda de la insulina. La insulina es una hormona producida por el páncreas.

Cuando el nivel de glucosa en la sangre se eleva, el páncreas libera insulina. La insulina desbloquea las células para que la glucosa pueda entrar. Esto proporciona el combustible que las células necesitan para funcionar correctamente. El exceso de glucosa se almacena en el hígado y los músculos.

Este proceso disminuye la cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo y evita que alcance niveles peligrosos. A medida que el nivel de glucosa sanguínea vuelve a la normalidad, también lo hace la cantidad de insulina que fabrica el páncreas.

La diabetes reduce drásticamente los efectos de la insulina en el cuerpo. Esto puede ser porque tu páncreas no puede producir insulina, como sucede con la diabetes tipo 1. O bien, puede deberse a que el cuerpo es resistente a los efectos de la insulina o no produce suficiente insulina para mantener un nivel de glucosa normal, como en la diabetes tipo 2.

En las personas que tienen diabetes, la glucosa tiende a acumularse en el torrente sanguíneo. Esta afección se llama hiperglucemia. Puede alcanzar niveles peligrosamente altos si no se trata adecuadamente. Se usan insulina y otras sustancias para reducir los niveles de glucosa en la sangre.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Entre los factores que pueden contribuir a la hiperglucemia se incluyen los siguientes:

  • No administrarse suficiente insulina o no consumir otros medicamentos para tratar la diabetes.
  • No inyectarse insulina correctamente o administrarse insulina vencida.
  • No seguir el plan de alimentación para la diabetes.
  • No realizar actividad física.
  • Tener una enfermedad o infección.
  • Consumir ciertos medicamentos, como esteroides o inmunosupresores.
  • Tener una lesión o someterse a una cirugía.
  • Experimentar estrés emocional, como problemas familiares o laborales.

Una enfermedad o el estrés pueden causar hiperglucemia debido a que las hormonas producidas por el organismo para combatir la enfermedad o el estrés también pueden hacer que aumente el nivel de glucosa en la sangre. Es posible que necesites un medicamento adicional para la diabetes para mantener la glucosa en sangre cerca del nivel objetivo durante una enfermedad o un episodio de estrés.

Diagnóstico

Diagnóstico

El médico establecerá para ti el rango objetivo de glucosa sanguínea. Para muchas personas con diabetes, Mayo Clinic recomienda, por lo general, los siguientes niveles objetivo de glucosa en la sangre antes de las comidas:

  • Entre 80 y 120 miligramos por decilitro (mg/dl) (4,4 y 6,7 milimoles por litro [mmol/l]) para personas de 59 años o menos que no tengan otras afecciones más allá de la diabetes
  • Entre 100 y 140 miligramos por decilitro (5,6 y 7,8 milimoles por litro) para:
  • personas mayores de 60 años;
  • personas con otras afecciones, como enfermedades cardíacas, pulmonares o renales;
  • personas con antecedentes de un nivel bajo de glucosa en la sangre (hipoglucemia) o que tengan dificultad para reconocer los síntomas de la hipoglucemia.

Para muchas personas que tienen diabetes, la Asociación Americana de la Diabetes suele recomendar los siguientes niveles de glucosa en la sangre:

  • Entre 80 y 130 miligramos por decilitro (4,4 y 7,2 milimoles por litro) antes de las comidas
  • Menos de 180 miligramos por decilitro (10 milimoles por litro) antes de las comidas

El rango objetivo de glucosa en la sangre puede diferir, especialmente si estás embarazada o has tenido otros problemas de salud causados por la diabetes. Tu nivel esperado de glucosa en la sangre puede cambiar a medida que envejeces. A veces, puede resultar difícil alcanzar el rango objetivo de glucosa en la sangre.

Tratamiento

Tratamiento

Aprende cómo los distintos tratamientos pueden ayudarte a mantener los niveles de glucosa dentro del rango objetivo. Tu médico puede recomendarte lo siguiente:

  • Realiza actividad física. La práctica habitual de actividad física es una manera eficaz de controlar la glucosa en la sangre. Pero si tienes cetonas en la orina, no debes hacer ejercicio. Esto puede hacer que el nivel de glucosa en la sangre aumente aún más.
  • Toma los medicamentos como te indicaron. Si tienes episodios frecuentes de hiperglucemia, el proveedor de atención médica puede ajustar la dosis o el horario en que tomas el medicamento.
  • Respeta tu plan de alimentación para la diabetes. Ayuda comer porciones más pequeñas y evitar las bebidas azucaradas y los refrigerios frecuentes. Si tienes problemas para seguir tu plan de comidas, pide ayuda a tu proveedor de atención médica o dietista.
  • Controla tu nivel de glucosa en la sangre. Controla el nivel de glucosa en la sangre según lo indique tu proveedor de atención médica. Controla el nivel con más frecuencia si te encuentras enfermo o preocupado sobre un episodio de hiperglucemia o hipoglucemia grave.
  • Ajusta tu dosis de insulina. Los cambios realizados en tu programa de insulina o un suplemento de insulina de corta acción pueden ayudar a controlar la hiperglucemia. Un suplemento es una dosis adicional de insulina que se utiliza para ayudar a corregir temporalmente un nivel alto de glucosa en la sangre. Pregunta a tu proveedor de atención médica con qué frecuencia necesitas un suplemento de insulina si tienes un nivel alto de glucosa en la sangre.

Prevención

Prevención

Para ayudar a mantener tu glucosa sanguínea dentro de un rango normal, haz lo siguiente:

  • Respeta tu plan de comidas para la diabetes. Si usas insulina o tomas un medicamento para la diabetes por vía oral, debes ser constante con la cantidad y el horario de tus comidas y refrigerios. Se debe lograr un equilibrio entre los alimentos que consumes y la insulina que actúa en tu cuerpo.
  • Controla el nivel de glucosa sanguínea. Según tu plan de tratamiento, es posible que tengas que controlar y registrar tu nivel de glucosa sanguínea varias veces a la semana o varias veces al día. Un control minucioso es la única forma de asegurarte de que tu nivel de glucosa sanguínea se mantenga dentro del rango objetivo. Anota cuando tus lecturas de glucosa estén por encima o por debajo del rango objetivo.
  • Sigue cuidadosamente las recomendaciones del proveedor de atención médica con respecto a cuándo debes tomar tu medicamento.
  • Ajusta tu medicamento si modificas tu actividad física. El cambio depende de los resultados de la prueba de glucosa sanguínea y del tipo y la duración de la actividad física. Si tienes alguna pregunta al respecto, consulta al proveedor de atención médica.

Síntomas

Influenza (gripe)

La gripe, también llamada influenza, es una infección de la nariz, la garganta y los pulmones, que son parte del sistema respiratorio. La gripe es causada por un virus. La influenza se conoce comúnmente como gripe, pero es diferente de los virus de la “gripe” estomacal, que causan diarrea y vómitos.

La mayoría de las personas que tienen gripe mejoran por su cuenta. Pero a veces esta enfermedad y sus complicaciones pueden ser mortales. Aunque la vacuna anual para la gripe no tiene una eficacia del 100 %, reduce las posibilidades de tener complicaciones graves por la infección. Esto es importante para personas con alto riesgo de tener complicaciones por la gripe.

Síntomas

Al comienzo, la gripe puede parecer un resfriado con goteo de la nariz, estornudos y dolor de garganta. Por lo general, los resfriados comienzan lentamente. En cambio, la gripe tiende a aparecer rápidamente. Y aunque un resfriado puede ser una molestia, generalmente te sientes mucho peor con la gripe.

A menudo, pero no siempre, los síntomas frecuentes de la gripe incluyen fiebre, así como dolor en los músculos, escalofríos y sudoración.

Otros síntomas incluyen:

  • Dolor de cabeza.
  • Tos persistente y seca.
  • Falta de aire.
  • Cansancio y debilidad.
  • Dolor de garganta.
  • Dolor en los ojos.

¿Cuándo consultar al médico?

La mayoría de las personas con gripe pueden tratar la afección en casa y, a menudo, no necesitan acudir a un profesional de atención médica.

Si tienes síntomas de gripe que indiquen una emergencia, busca de inmediato atención médica. En los adultos, los síntomas que indican una emergencia pueden ser, por ejemplo, los siguientes:

  • Dificultad para respirar o falta de aire.
  • Dolor en el pecho.
  • Mareos constantes.
  • Convulsiones.
  • Empeoramiento de enfermedades preexistentes.
  • Gran debilidad o dolores musculares intensos.

En los niños, los síntomas que indican una emergencia incluyen todos los síntomas observados en los adultos, además de los siguientes:

  • Labios o lecho de las uñas de color gris o azul.
  • Deshidratación.