Causas

Causas

La gripe es causada por virus. Estos virus viajan por el aire en gotitas cuando alguien que tiene la infección tose, estornuda o habla. Puedes inhalar las gotitas de forma directa. También puedes entrar en contacto con los gérmenes mediante un objeto, como el teclado de una computadora, y luego transferirlos a los ojos, la nariz o la boca.

Las personas que tienen el virus probablemente contagien aproximadamente desde el día anterior a que aparezcan los síntomas hasta cinco a siete días después de que comiencen. Los niños y las personas con un sistema inmunitario debilitado quizás sean contagiosos por un tiempo un poco más largo.

Los virus de la influenza cambian constantemente y a menudo aparecen nuevas cepas. Si tuviste influenza en el pasado, tu cuerpo ya produjo anticuerpos para combatir esa cepa específica del virus.

Si los virus futuros de la influenza son similares a los que ya tuviste debido a la enfermedad o por haber recibido la vacuna, esos anticuerpos pueden prevenir la infección o reducir su gravedad.

Sin embargo, los niveles de anticuerpos pueden disminuir con el tiempo. Además, es posible que los anticuerpos contra los virus de la influenza no te protejan contra las nuevas cepas del virus. Las nuevas cepas pueden ser muy diferentes a las que tuviste antes.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Los factores que pueden aumentar el riesgo de contraer la gripe o tener complicaciones relacionadas incluyen:

  • Edad. La influenza estacional tiende a tener peores resultados en niños pequeños, en particular aquellos menores de 12 meses. Los adultos mayores de 65 años también tienden a presentar peores resultados.
  • Condiciones de vida o de trabajo. Las personas que viven o trabajan en centros con muchos otros residentes, como asilos de ancianos y convalecientes, tienen más probabilidad de enfermarse con la gripe. Las personas internadas en un hospital también corren un mayor riesgo.
  • Sistema inmunitario debilitado. Los tratamientos contra el cáncer, los medicamentos antirrechazo, el uso prolongado de esteroides, un trasplante de órganos, un cáncer de la sangre o el VIH/SIDA pueden debilitar el sistema inmunitario. Esto puede facilitar el contagio con el virus de la gripe y podría aumentar el riesgo de tener complicaciones.
  • Enfermedades crónicas. Las afecciones crónicas pueden aumentar el riesgo de tener complicaciones vinculadas a la influenza. Algunos ejemplos incluyen asma y otras enfermedades pulmonares, diabetes, enfermedades cardíacas y del sistema nervioso, antecedentes de accidente cerebrovascular, trastornos metabólicos, problemas en las vías respiratorias y enfermedades de los riñones, el hígado o la sangre.
  • Uso de aspirina en menores de 20 años. Las personas menores de 20 años que reciben un tratamiento a largo plazo con aspirina corren el riesgo de desarrollar el síndrome de Reye si se infectan con el virus de la gripe.
  • Embarazo. Las personas embarazadas tienen más probabilidad de presentar complicaciones a raíz de la gripe, particularmente en el segundo y tercer trimestre. El riesgo continúa hasta dos semanas después del nacimiento.
  • Obesidad. Las personas con un índice de masa corporal (IMC) de 40 o superior tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones por la gripe.

Diagnóstico

Diagnóstico

Tu profesional de atención médica realizará un examen físico, buscará síntomas de gripe, y probablemente, solicitará que te realicen una prueba para detectar los virus de la influenza.

Durante los períodos en que hay muchos casos de gripe, quizás no sea necesario hacerte una prueba para detectarla. El equipo de atención médica puede hacer un diagnóstico a partir de los síntomas.

En algunos casos, tu profesional de atención médica puede sugerir que te hagan una prueba para detectar la influenza. Existen diversas pruebas para diagnosticar la gripe.

La prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) es cada vez más común en muchos hospitales y laboratorios. Esta prueba puede hacerse en el consultorio del médico o en el hospital. La prueba de reacción en cadena de la polimerasa es más sensible que otras pruebas y puede identificar la cepa de la influenza.

Es posible hacer una prueba para diagnosticar tanto la gripe como la COVID-19. Es posible tener COVID-19 y gripe al mismo tiempo.

Tratamiento

Tratamiento

Generalmente, solo necesitarás descansar y tomar mucho líquido para tratar la gripe. Pero si tienes una infección grave o tienes un mayor riesgo de tener complicaciones, el profesional de atención médica quizás te recete un medicamento antiviral para tratar la gripe.

Los efectos secundarios de los medicamentos antivirales pueden ser náuseas y vómitos. Estos efectos secundarios pueden disminuir si el medicamento se toma con alimentos.

Autocuidados

Si tienes gripe, las siguientes medidas pueden ayudar a aliviar los síntomas:

  • Bebe mucho líquido. Elige agua, jugo y sopas calientes para prevenir la deshidratación.
  • Descansa. Duerme más para ayudar al sistema inmunitario a combatir la infección. Quizás tengas que cambiar tu nivel de actividad, dependiendo de los síntomas.
  • Considera la posibilidad de tomar medicamentos para aliviar el dolor. Los niños y los adolescentes que se están recuperando de síntomas similares a los de la gripe nunca deben tomar aspirina debido al riesgo para el síndrome de Reye, que es una afección poco frecuente pero posiblemente mortal.
  • Resguárdate. Para ayudar a controlar el contagio de la gripe en tu comunidad, quédate en casa y procura que los niños que estén enfermos también lo hagan hasta que la fiebre haya desaparecido por 24 horas sin necesidad de tomar medicamentos.

Prevención

Prevención

Se recomiendan la vacuna anual contra la gripe para todas las personas a partir de los 6 meses de edad. Recibir una vacuna contra la gripe puede reducir el riesgo de contraer esta enfermedad. Además, reduce el riesgo de tener enfermedades graves por la gripe y de necesitar hospitalización. También reduce el riesgo de muerte por gripe.

La vacuna contra la gripe es sumamente importante, ya que la gripe y la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) causan síntomas similares. Tanto la COVID-19 como la gripe pueden diseminarse al mismo tiempo. Recibir las vacunas es la mejor manera de protegerse de ambas.

Las vacunas contra la influenza estacional de este año brindan protección contra los cuatro virus de la gripe que se espera que sean los más frecuentes durante dicha temporada.

Síntomas

Insuficiencia cardíaca

La insuficiencia cardíaca se produce cuando el músculo cardíaco no bombea sangre de la manera que debería. Cuando esto sucede, la sangre a menudo retrocede y el líquido se puede acumular en los pulmones, lo que causa falta de aliento.

Algunas afecciones cardíacas progresivamente dejan el corazón demasiado débil o rígido como para llenarse y bombear sangre de forma apropiada. Estas afecciones incluyen arterias estrechas en el corazón y presión arterial alta.

La insuficiencia cardíaca puede ser mortal. Las personas con insuficiencia cardíaca pueden tener síntomas graves. Algunas personas pueden necesitar un trasplante de corazón o un dispositivo que ayude al corazón a bombear sangre. La insuficiencia cardíaca se denomina a veces insuficiencia cardíaca congestiva.

Síntomas

Cuando tienes insuficiencia cardíaca, el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo.

Los síntomas pueden desarrollarse lentamente. A veces, los síntomas de la insuficiencia cardíaca comienzan repentinamente. Algunos síntomas de la insuficiencia cardíaca son los siguientes:

  • Falta de aire durante una actividad o cuando estás acostado.
  • Fatiga y debilidad.
  • Hinchazón en las piernas, en los tobillos y en los pies.
  • Latidos del corazón rápidos o irregulares.
  • Menor capacidad para hacer ejercicio.
  • Sibilancia.
  • Tos que no desaparece o tos con mucosidad de color blanca o rosa y puntos de sangre.
  • Hinchazón del abdomen.
  • Aumento de peso muy rápido debido a la acumulación de líquidos.
  • Náuseas y falta de apetito.
  • Dificultad para concentrarse o menor estado de alerta.
  • Dolor en el pecho si la insuficiencia cardíaca es producto de un ataque cardíaco.

¿Cuándo consultar al médico?

Consulta a tu proveedor de atención médica si crees que puedes tener síntomas de insuficiencia cardíaca. Llama al 911 o al servicio de asistencia médica de emergencia si tienes alguno de los siguientes síntomas:

  • Dolor en el pecho.
  • Desmayo o debilidad intensa.
  • Latidos del corazón rápidos o irregulares con falta de aliento, dolor en el pecho o desmayos.
  • Falta de aliento repentino y severo, y tos con mucosidad espumosa blanca o rosada.

Estos síntomas pueden deberse a una insuficiencia cardíaca, pero hay muchas otras causas posibles. No intentes autodiagnosticarte.

Causas

Causas

La insuficiencia cardíaca se puede producir a causa de un corazón debilitado, dañado o rígido.

  • Si el corazón está dañado o debilitado, las cavidades cardíacas pueden estirarse y aumentar de tamaño. El corazón no puede bombear la cantidad de sangre necesaria.
  • Si las principales cavidades de bombeo del corazón, denominadas ventrículos, están rígidas, no pueden llenarse con suficiente sangre entre latidos.
  • Ciertas infecciones, el consumo excesivo de alcohol, el consumo de drogas ilícitas y algunos medicamentos de quimioterapia pueden dañar el músculo cardíaco. Los genes también pueden influir.

Cualquiera de las siguientes afecciones puede dañar o debilitar el corazón y causar insuficiencia cardíaca.

  • Enfermedad de las arterias coronarias y ataque cardíaco. La enfermedad de las arterias coronarias es la causa más frecuente de insuficiencia cardíaca. Esta enfermedad se desarrolla por la acumulación de depósitos de grasa en las arterias. Los depósitos estrechan las arterias. Esto reduce el flujo sanguíneo y puede derivar en un ataque cardíaco.
  • Presión arterial alta. Esta afección, que también se conoce como hipertensión, obliga al corazón a realizar un esfuerzo mayor de lo debido para bombear la sangre a todo el cuerpo. Con el tiempo, el esfuerzo adicional puede hacer que el músculo cardíaco se vuelva demasiado rígido o demasiado débil para bombear la sangre con eficacia.
  • Enfermedad de las válvulas cardíacas. Las válvulas del corazón hacen que la sangre fluya en la dirección correcta. Si una válvula no funciona correctamente, el corazón debe realizar un esfuerzo mayor para bombear la sangre. Esto puede debilitar al corazón con el tiempo.
  • Ritmo cardíaco irregular, conocido como arritmia. Los ritmos cardíacos irregulares pueden hacer que el corazón lata demasiado rápido, lo que genera un esfuerzo adicional en este órgano. Una frecuencia cardíaca lenta también puede derivar en insuficiencia cardíaca
  • Otras enfermedades. Algunas enfermedades crónicas pueden contribuir a la insuficiencia cardíaca crónica. Algunos ejemplos son la diabetes, la infección por el VIH, una tiroides hiperactiva o hipoactiva o una acumulación de hierro o proteínas.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Las siguientes son algunas de las enfermedades y afecciones que aumentan el riesgo de insuficiencia cardíaca:

  • Enfermedad de las arterias coronarias. Las arterias estrechadas pueden limitar el suministro de sangre rica en oxígeno del corazón, lo que genera que el músculo cardíaco se debilite.
  • Ataque cardíaco. El daño al músculo cardíaco a causa de un ataque cardíaco puede ocasionar que el corazón ya no pueda bombear de la forma correcta.
  • Enfermedad de las válvulas cardíacas. Tener una válvula cardíaca que no funciona correctamente aumenta el riesgo de insuficiencia cardíaca.
  • Presión arterial alta. El corazón se esfuerza más de lo que debería cuando la presión arterial es alta.
  • Latidos del corazón irregulares. Los latidos irregulares, en especial si son muy frecuentes y rápidos, pueden debilitar el músculo cardíaco y causar insuficiencia cardíaca.
  • Enfermedad cardíaca congénita. Algunas personas que desarrollan insuficiencia cardíaca nacieron con problemas que afectan la estructura o función del corazón.
  • Diabetes. Tener diabetes aumenta el riesgo de tener presión arterial alta y enfermedad de las arterias coronarias.
  • Apnea del sueño. Esta incapacidad para respirar adecuadamente durante el sueño ocasiona un nivel bajo de oxígeno en la sangre y un mayor riesgo de latidos cardíacos irregulares.
  • Obesidad. Las personas que padecen obesidad tienen un mayor riesgo de presentar insuficiencia cardíaca.

Otros factores de riesgo de la insuficiencia cardíaca son los siguientes:

  • Envejecimiento. La capacidad de funcionamiento del corazón disminuye con la edad, incluso en las personas sanas.
  • Consumo de alcohol. Beber demasiado alcohol puede debilitar el músculo cardíaco y llevar a una insuficiencia cardíaca.
  • Fumar o consumir tabaco. Si fumas, deja de hacerlo. El uso de tabaco incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas e insuficiencia cardíaca.

Diagnóstico

Diagnóstico

Para diagnosticar la insuficiencia cardíaca, el proveedor de atención médica te examinará y te hará preguntas sobre tus síntomas y antecedentes médicos. El proveedor de atención médica también verificará si tienes factores de riesgo de insuficiencia cardíaca, como presión arterial alta, enfermedad de las arterias coronarias o diabetes.

El proveedor de atención médica te escuchará los pulmones y el corazón con un dispositivo llamado estetoscopio. Es posible que perciba un sonido silbante, llamado soplo, cuando te escuche el corazón. El proveedor de atención médica puede examinar las venas del cuello y revisar si hay hinchazón en las piernas y el abdomen.

Tratamiento

Tratamiento

El tratamiento de la insuficiencia cardíaca puede depender de la causa. El tratamiento suele incluir cambios en el estilo de vida y medicamentos. Si hay otra enfermedad que esté causando la insuficiencia cardíaca, tratar dicha enfermedad puede revertir la insuficiencia.

Algunas personas con insuficiencia cardíaca necesitan someterse a una cirugía para abrir las arterias obstruidas o colocar un dispositivo que ayude al corazón a funcionar mejor.

Autocuidados

Si quieres mejorar la salud del corazón, te recomendamos hacer los siguientes cambios:

  • No fumes. Fumar daña los vasos sanguíneos y eleva la presión arterial. También disminuye los niveles de oxígeno en sangre y acelera los latidos del corazón.
  • Revisa si tienes hinchazón en las piernas, los tobillos y los pies. Hazlo todos los días. Llama a tu médico si la hinchazón empeora.
  • Controla el peso. El sobrepeso aumenta el riesgo de padecer problemas cardíacos. Pregúntale médico cuál es tu peso ideal. Incluso perder una pequeña cantidad de peso puede ayudar a mejorar la salud del corazón.
  • Sigue una dieta saludable. Elige llevar una dieta que incluya frutas y verduras, granos o cereales integrales, productos lácteos sin grasa o con bajo contenido de grasa y proteínas magras.
  • Limita el consumo de sal. Demasiada sal, también llamada sodio, puede hacer que el cuerpo retenga agua. Esto se conoce como retención de líquidos y hace que el corazón se esfuerce más.
  • Limita el consumo de alcohol. El alcohol puede interferir con ciertos medicamentos. También debilita el corazón y aumenta el riesgo de tener latidos irregulares.
  • Intenta hacer actividad física siempre que puedas. El ejercicio moderado ayuda a que el corazón y el cuerpo se mantengan sanos.
  • Reduce el estrés. Las emociones fuertes, como la ansiedad o la ira, pueden hacer que el corazón lata más rápido. Se hace más difícil respirar y sube la presión arterial.
  • Duerme mejor. La insuficiencia cardíaca puede ocasionar falta de aire, sobre todo al estar recostado. Intenta dormir con la cabeza elevada usando una almohada.
  • Recibe las vacunas recomendadas. Pregunta a tu proveedor de atención médica acerca de la vacunación contra la influenza, la neumonía y la COVID-19.