Considera tus conductas actuales de manejo del estrés:
¿Te pones tenso? |
La tensión en el cuello y los hombros, o apretar las mandíbulas o los puños con frecuencia son signos tempranos de estrés. Este último puede causar trastornos estomacales, dificultad para respirar, dolor de espalda, dolores de cabeza y otros síntomas físicos. |
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¿Busca algo para comer? |
El estrés y comer en exceso con frecuencia están muy relacionados. El estrés puede hacer que comas incluso cuando no tienes hambre, o que pierdas el control sobre sus planes de alimentación y ejercicio. |
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¿Te impacientas? |
Quizá te sorprendas dando vueltas sin parar en la habitación o agitándote con nerviosismo. Quizá tengas problemas para concentrarte o quedarte dormido por las noches. |
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¿Te enojas? |
Es posible que cuando te encuentres bajo presión discutas con tus compañeros, amistades o seres queridos. |
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¿Lloras con facilidad? |
El estrés puede desencadenar ataques de llanto u otros desahogos emocionales. |
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¿Dejas que tus pensamientos negativos te dominen? |
Es posible que cuando te encuentras bajo estrés esperes de modo automático lo peor o exageres los aspectos negativos de una situación. |
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¿Fumas? |
Incluso si dejaste de fumar hace mucho, puede suceder que un cigarro te parezca una forma fácil de relajarte cuando te encuentras bajo presión. |
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¿Recurres al alcohol u otras drogas? |
El estrés lleva a muchas personas a beber en exceso o a participar en otros comportamientos arriesgados, entre ellos el abuso de las drogas. |
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¿Te basas en una sola técnica para manejar el estrés? |
Si todo el tiempo empleas una sola técnica para manejar el estrés, es tiempo de abrirse a otras estrategias para la reducción del estrés. |