Prevención

Prevención

Puedes reducir el riesgo de que tu hijo desarrolle una afección de manos, pies y boca de diversas maneras:

  • Lavarse las manos a menudo. Lávate las manos durante al menos 20 segundos. Asegúrate de lavar tus manos después de ir al baño o cambiar un pañal. Lávate las manos antes de preparar o comer alimentos, y después de limpiarte la nariz, toser o estornudar. Si no dispones de agua ni de jabón, utiliza un desinfectante de manos.
  • Enseña buenos hábitos de higiene. Enseña a tus hijos a lavarse las manos y ayúdalos a hacerlo con frecuencia. Enséñales a poner en práctica buenos hábitos de higiene en general. Explícales por qué conviene no ponerse los dedos, las manos u otros objetos en la boca.
  • Desinfecta las áreas comunes. Limpia las áreas y superficies de gran circulación primero con agua y jabón. Luego, aplica con una solución diluida de lejía y agua. Si te encuentras en un centro de cuidado infantil, sigue un cronograma estricto de limpieza y desinfección. Un virus puede sobrevivir varios días en las superficies de las áreas comunes, incluidos los picaportes, y en objetos de uso compartido, como los juguetes.
  • Evita el contacto cercano. Mantén a los niños con la enfermedad de manos, pies y boca alejados del centro de cuidado infantil o de la escuela hasta que la fiebre desaparezca y las llagas en la boca se hayan curado. Si tienes la enfermedad, permanece en casa sin ir a trabajar.

Prevención

Prevención

Puedes reducir el riesgo de que tu hijo desarrolle una afección de manos, pies y boca de diversas maneras:

  • Lavarse las manos a menudo. Lávate las manos durante al menos 20 segundos. Asegúrate de lavar tus manos después de ir al baño o cambiar un pañal. Lávate las manos antes de preparar o comer alimentos, y después de limpiarte la nariz, toser o estornudar. Si no dispones de agua ni de jabón, utiliza un desinfectante de manos.
  • Enseña buenos hábitos de higiene. Enseña a tus hijos a lavarse las manos y ayúdalos a hacerlo con frecuencia. Enséñales a poner en práctica buenos hábitos de higiene en general. Explícales por qué conviene no ponerse los dedos, las manos u otros objetos en la boca.
  • Desinfecta las áreas comunes. Limpia las áreas y superficies de gran circulación primero con agua y jabón. Luego, aplica con una solución diluida de lejía y agua. Si te encuentras en un centro de cuidado infantil, sigue un cronograma estricto de limpieza y desinfección. Un virus puede sobrevivir varios días en las superficies de las áreas comunes, incluidos los picaportes, y en objetos de uso compartido, como los juguetes.
  • Evita el contacto cercano. Mantén a los niños con la enfermedad de manos, pies y boca alejados del centro de cuidado infantil o de la escuela hasta que la fiebre desaparezca y las llagas en la boca se hayan curado. Si tienes la enfermedad, permanece en casa sin ir a trabajar.

Causas

Causas

Estas pueden ser las causas de las enfermedades infecciosas:

  • Bacterias. Estos organismos unicelulares son responsables de enfermedades como faringitis estreptocócica, infecciones del tracto urinario y tuberculosis.
  • Virus. Incluso más pequeños que las bacterias, los virus causan una multitud de enfermedades que van desde el resfriado común hasta el SIDA.
  • Hongos. Los hongos causan muchas enfermedades de la piel, como la tiña y el pie de atleta. Otros tipos de hongos pueden infectar los pulmones o el sistema nervioso.
  • Parásitos. Un pequeño parásito que se transmite por la picadura de un mosquito causa la malaria. Otros parásitos pueden transmitirse a los seres humanos a través de las heces de los animales.

Una manera fácil de contraer la mayoría de las enfermedades infecciosas es entrar en contacto con una persona o un animal infectado.

  • De una persona a otra. Las enfermedades infecciosas normalmente se transmiten a través de la transferencia directa de bacterias, virus u otros gérmenes de una persona a otra. Esto puede suceder cuando una persona con la bacteria o el virus toca o besa a alguien que no está infectado, o tose o estornuda muy cerca de este.
  • De animal a persona. Si te muerde o araña un animal infectado (incluso una mascota), te puede enfermar y, en circunstancias extremas, puede ser mortal. La manipulación de los desechos de los animales también puede ser peligrosa. Por ejemplo, puedes infectarte de toxoplasmosis al recoger la caja sanitaria de tu gato.
  • De la madre al feto. Una mujer embarazada puede transmitir gérmenes que causan enfermedades infecciosas al feto. Algunos gérmenes pueden pasar a través de la placenta o de la leche materna.

Los organismos causantes de enfermedades también se pueden transmitir por contacto indirecto. Muchos gérmenes permanecen en objetos inanimados, como mesas, perillas de puertas o llaves de grifo.

Al tocar un picaporte que tocó alguien que, por ejemplo, padecía influenza o resfrío, puedes llevar contigo los gérmenes que dejó esa persona. Si te tocas los ojos, la boca o la nariz antes de lavarte las manos, es posible que te infectes.

Los gérmenes que causan enfermedades también pueden infectarte a través de alimentos y agua contaminados.

Síntomas

Enfermedades infecciosas

Las enfermedades infecciosas son trastornos causados por organismos, como bacterias, virus, hongos o parásitos. Muchos organismos viven dentro y fuera de nuestros cuerpos.

Normalmente son inofensivos o incluso útiles. Pero bajo ciertas condiciones, algunos organismos pueden causar enfermedades.

Algunas enfermedades infecciosas pueden transmitirse de persona a persona. Algunas son transmitidas por insectos u otros animales. Y puedes contagiar a otras personas consumiendo alimentos o agua contaminados o estando expuesto a organismos en el medio ambiente.

Los signos y síntomas varían dependiendo del organismo causante de la infección, pero a menudo incluyen fiebre y fatiga. Las infecciones leves pueden responder al reposo y a los remedios caseros, mientras que algunas infecciones potencialmente mortales pueden requerir hospitalización.

Síntomas

Cada enfermedad infecciosa tiene sus signos y síntomas específicos. Entre los signos y síntomas generales que son frecuentes en muchas enfermedades infecciosas se incluyen:

  • Fiebre
  • Diarrea
  • Fatiga
  • Dolores musculares
  • Tos

¿Cuándo consultar al médico?

Busca atención médica si:

  • Te ha mordido un animal
  • Tienes problemas para respirar
  • Has estado tosiendo por más de una semana
  • Tienes dolor de cabeza intenso con fiebre
  • Presentas un sarpullido o hinchazón
  • Tienes fiebre inexplicable o prolongada
  • Tienes problemas de visión repentinos

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Si bien, cualquiera puede contraer enfermedades infecciosas, es más probable que te enfermes si tu sistema inmunológico no funciona correctamente. Esto puede ocurrir si:

  • Estás tomando esteroides u otros medicamentos que inhiben tu sistema inmunológico, como medicamentos contra el rechazo de un órgano trasplantado.
  • Tienes VIH o SIDA.
  • Tienes ciertos tipos de cáncer u otros trastornos que afectan tu sistema inmunológico.
  • Además, ciertas otras condiciones médicas pueden predisponerlo a una infección, incluidos los dispositivos médicos implantados, la desnutrición y la edad extrema, entre otras.

Diagnóstico

Diagnóstico

El médico puede ordenar análisis de laboratorio o pruebas de diagnóstico por imágenes para determinar la causa de los síntomas.

Muchas enfermedades infecciosas tienen signos y síntomas similares. Las muestras de fluidos corporales a veces pueden revelar evidencia del microbio particular que está causando la enfermedad. Esto ayuda al médico a adaptar el tratamiento.

  • Análisis de sangre. Un técnico obtiene una muestra de sangre insertándote una aguja en una vena, generalmente en el brazo.
  • Análisis de orina. Para este examen indoloro, debes orinar en un recipiente. A fin de evitar la posible contaminación de la muestra, es posible que te indiquen que limpies la zona genital con una compresa antiséptica y recojas la orina en la mitad de su curso.
  • Exudado faríngeo. Se pueden obtener muestras de la garganta o de otras áreas húmedas del cuerpo con un hisopo estéril.
  • Muestra de heces. Es posible que se te indiquen que tomes una muestra de heces para que un laboratorio pueda analizar la muestra en busca de parásitos y otros organismos.
  • Punción lumbar (punción medular). Este procedimiento obtiene una muestra del líquido cefalorraquídeo mediante una aguja que se inserta cuidadosamente entre los huesos de la parte inferior de la columna vertebral. En general, te pedirán que te recuestes de costado, con las rodillas cerca del pecho.

Los procedimientos de diagnóstico por imágenes, como radiografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas, pueden ayudar a identificar diagnósticos y descartar otras afecciones que puedan estar causando síntomas.

Prevención

Prevención

Sigue estos consejos para disminuir el riesgo de infección:

  • Lávate las manos. Esto es especialmente importante antes y después de preparar comida, antes de comer y después de ir al baño. Y trata de no tocarte los ojos, la nariz o la boca con las manos, ya que esa es una forma común para que los gérmenes entren en el cuerpo.
  • Vacúnate. La vacunación puede reducir drásticamente tus probabilidades de contraer muchas enfermedades. Asegúrate de estar al día con tus vacunas recomendadas, así como con las de tus hijos.
  • Quédate en casa cuando estés enfermo y no vayas a trabajar si tienes vómitos, diarrea o fiebre. No envíes a tu hijo a la escuela si él o ella tienen estos signos, tampoco.
  • Prepara los alimentos de manera segura. Mantén los mostradores y otras superficies de la cocina limpios cuando prepares las comidas. Cocina los alimentos a la temperatura adecuada, y usa un termómetro para alimentos para verificar si están bien cocidos.
  • Mantén relaciones sexuales seguras. Siempre usa preservativos si tú o tu pareja tienen antecedentes de infecciones de transmisión sexual o de comportamiento de alto riesgo.
  • No compartas los elementos personales. Usa tu propio cepillo de dientes, peine y navaja de afeitar. Evita compartir vasos o utensilios para comer.
  • Viaja con prudencia. Si vas a viajar al extranjero, habla con tu médico sobre cualquier vacuna especial, como la de la fiebre amarilla, cólera, hepatitis A o B o fiebre tifoidea, que puedas necesitar.

Tratamiento

Tratamiento

El doctor podrá elegir el tratamiento adecuado si sabe qué tipo de germen causa tu enfermedad.

  • Los antibióticos se agrupan en «familias» de tipos similares. Las bacterias también se agrupan en grupos de tipos similares, como estreptococos o E. coli.
  • Ciertos tipos de bacterias son especialmente susceptibles a clases particulares de antibióticos. El tratamiento puede ser más preciso si el médico sabe con qué tipo de bacterias estás infectado.
  • Los medicamentos antimicóticos tópicos se pueden utilizar para tratar las infecciones de la piel o las uñas causadas por hongos. Algunas infecciones micóticas, como las que afectan a los pulmones o las membranas mucosas, se pueden tratar con un antimicótico oral. Las infecciones micóticas de órganos internos más graves, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados, pueden requerir medicamentos antimicóticos intravenosos.
  • Algunas enfermedades, incluida la malaria, son provocadas por parásitos pequeños. Si bien hay medicamentos para tratar estas enfermedades, algunas variedades de parásitos han desarrollado resistencia a los medicamentos.

Autocuidados

Muchas enfermedades infecciosas, como los resfríos, se resuelven por sí solas. Bebe abundante cantidad de líquidos y descansa mucho.

Síntomas

Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una enfermedad pulmonar inflamatoria crónica que causa la obstrucción del flujo de aire de los pulmones. Los síntomas incluyen dificultad para respirar, tos, producción de moco (esputo) y sibilancias. Típicamente es causado por la exposición a largo plazo a gases irritantes o partículas de materia, más a menudo por el humo del cigarrillo. Las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón y varias otras afecciones.

El enfisema y la bronquitis crónica son las dos afecciones más comunes que contribuyen a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Estas dos afecciones suelen ocurrir juntas y su gravedad puede variar entre los individuos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

La bronquitis crónica es la inflamación del revestimiento de los bronquios, que llevan el aire hacia y desde los sacos de aire (alvéolos) de los pulmones. Se caracteriza por la tos diaria y la producción de moco (esputo).

Aunque la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una enfermedad progresiva que empeora con el tiempo, es tratable. Con un manejo adecuado, la mayoría de las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica pueden lograr un buen control de los síntomas y la calidad de vida, así como reducir el riesgo de otras afecciones asociadas.

Síntomas

Los síntomas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica no suelen aparecer hasta que se produce un daño pulmonar significativo y suelen empeorar con el tiempo, sobre todo si la exposición al tabaco continúa.

Los signos y síntomas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica pueden incluir los siguientes:

  • Falta de aire, especialmente durante la actividad física
  • Sibilancia
  • Opresión del pecho
  • Una tos crónica que puede producir mucosidad (esputo) que puede ser clara, blanca, amarilla o verdosa
  • Infecciones respiratorias frecuentes
  • Falta de energía
  • Pérdida de peso involuntaria (en etapas posteriores)
  • Hinchazón en tobillos, pies o piernas

¿Cuándo consultar al médico?

Habla con tu médico si tus síntomas no mejoran con el tratamiento o empeoran, o si notas síntomas de una infección, como fiebre o un cambio en el esputo. Busca atención médica inmediata si no puedes recuperar el aliento, si experimentas una coloración azul intensa en los labios o en el lecho de las uñas (cianosis), o un latido rápido, o si te sientes confundido y tiene problemas de concentración.

Causas

Causas

La principal causa de la EPOC en los países desarrollados es el tabaquismo. En el mundo en desarrollo, la EPOC se produce a menudo en personas expuestas a los gases de la quema de combustible para cocinar y calentar en hogares mal ventilados.

Solo algunos fumadores crónicos desarrollan una aparente EPOC, aunque muchos fumadores con largos historiales de tabaquismo pueden desarrollar una función pulmonar reducida. Algunos fumadores desarrollan afecciones pulmonares menos comunes. Pueden ser diagnosticados erróneamente como enfermos de EPOC hasta que se realice una evaluación más completa.

¿Cómo se ven afectados tus pulmones?

El aire viaja por la tráquea y llega a los pulmones a través de dos grandes tubos (bronquios). Dentro de los pulmones, estos tubos se dividen muchas veces, como las ramas de un árbol, en tubos más pequeños (bronquiolos) que terminan en grupos de sacos pequeños de aire (alvéolos).

Estos sacos de aire tienen paredes muy delgadas llenas de vasos sanguíneos pequeños (capilares). El oxígeno en el aire que tú inhalas pasa a estos vasos sanguíneos y entra en el torrente sanguíneo. Al mismo tiempo, el dióxido de carbono, gas que es producto del desecho del metabolismo, es exhalado.

Tus pulmones dependen de la elasticidad natural de los bronquios y los sacos de aire para forzar la salida del aire de tu cuerpo. La EPOC hace que pierdan su elasticidad y se expandan demasiado, lo que deja algo de aire atrapado en los pulmones al exhalar.