¿Por qué es importante conocer tu equilibrio?

El equilibrio es la capacidad de mantener el centro de tu cuerpo sobre su base de apoyo. Para tener un equilibrio normal, muchos órganos y sistemas deben funcionar adecuadamente.

Los problemas del equilibrio son afecciones que te hacen sentir inestable o mareado. Si estás parado, sentado o recostado, podrías tener la sensación de estar moviéndote, girando o flotando. Si estás caminando, podrías tener una sensación repentina de que te caes o una sensación general de inestabilidad.

Muchos sistemas del organismo (incluso los músculos, las articulaciones, el órgano del equilibrio en el oído interno, los nervios, el corazón y los vasos sanguíneos) deben funcionar con normalidad para que puedas mantener el equilibrio. Cuando los sistemas no funcionan bien, puedes tener problemas del equilibrio.

Muchas enfermedades pueden provocar problemas de equilibrio. Sin embargo, la mayoría de los problemas del equilibrio ocurre por problemas en el órgano periférico en el oído interno (sistema vestibular). A medida que envejeces, tu equilibrio se vuelve menos estable. Algunas personas se sienten mareadas, como si sus alrededores se encontraran en movimiento constante, y pueden caerse o lesionarse.

Es importante que si sientes esta sensación de mareo o vértigo consultes a tu médico para tener un diagnostico de lo que puede estar sucediendo en tu cuerpo.

Haz tuyo el hábito del ahorro

Para que inicies el buen hábito del ahorro, te recomendamos empezar con lo siguiente:

  • Haz un presupuesto familiar.
  • Incluye en tu presupuesto un rubro de ahorro (al menos 10% de tu ingreso mensual).
  • Evita hacer compras que no sean prioritarias.
  • Establece objetivos financieros y ordénalos por importancia.
  • Haz cuentas y determina la cantidad de dinero que necesitas para lograr cada uno de tus objetivos.
  • Planea con anticipación qué harás con el dinero extra que recibes, como aguinaldo
  • Reparto de utilidades. No te gastes todo este dinero; ahorra.
  • No hagas uso del dinero ahorrado, a menos que resulte estrictamente necesario o que sea utilizado para el objetivo establecido.

¿Cómo hacerlo?

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Practica esta técnica básica dos veces al día, todos los días y en cualquier momento que te sientas tenso. Sigue estos pasos:

Inhala.

Con la boca cerrada y los hombros relajados, inhala tan lenta y profundamente como puedas hasta la cuenta de seis.
Cuando inhalas, el abdomen se debe expandir.
Deja que el aire llene el diafragma.

Sostén.

Mantén el aire en los pulmones mientras cuentas lentamente hasta cuatro.

Exhala.

Libera el aire a través de la boca mientras cuentas lentamente hasta seis.

Repite.

Completa el ciclo de inhalar-sostener-exhalar tres a cinco veces.

Actívate contra el estrés

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Estiramiento general:

1. Estira todos tus músculos y respira profundo.
Esto te ayudará a relajarte.
2. Repite cuatro veces alternando sentado y de pie.

Estiramiento de cuello:

1. Párate derecho y mueve la cabeza en todas las direcciones, para estirar tu cuello.
2. Repite cinco veces.

Estiramiento de hombros:

1. Sujeta el codo derecho y estira hacia la oreja derecha. Siente el estiramiento en la axila derecha.
2. Repite del lado izquierdo.

Estiramiento lateral:

1. Coloca la mano derecha en la cadera y estira el brazo izquierdo sobre tu cabeza,
2. Repite con el lado derecho.

Estiramiento de los músculos:

1. Mantén el arco normal de la espalda.
2. Estira despacio la rodilla izquierda hasta sentir una tensión ligera. Puedes aplicar una presión suave hacia abajo con la mano.
3. Repite del lado derecho.

¿Cómo ser más resiliente? Movimiento consciente

¿Cómo ser más resiliente? Movimiento consciente

Cuando algo va mal, ¿tiendes a retroceder o derrumbarte?

Cuando tienes resiliencia recurres a la fuerza interior que te ayuda a recuperarte de alguna dificultad o reto. Si careces de resiliencia puedes obsesionarte con los problemas, considerarte una víctima, sentirte agobiado o adoptar mecanismos de adaptación que no son saludables.

La resiliencia no hace que los problemas desaparezcan, pero sí te da la capacidad de ver más allá de éstos, disfrutar la vida y manejar mejor el estrés. Si no tienes tanta resiliencia como te gustaría, puedes desarrollar habilidades para mejorar tu capacidad de recuperación. Imagina que acabas de tener un día estresante en el trabajo. Vas al gimnasio, te subes a la caminadora, repasas tu día y piensas en todo lo que te falta por hacer mañana.

Ahora imagina que acabas de tener un día estresante, pero en lugar de subir a la caminadora, sales a caminar al aire libre con un amigo y mantienen una maravillosa conversación para ponerse al día sobre sus vidas. Ambos formatos de ejercicio te ayudarán a manejar el estrés, pero tu enfoque mental es diferente en cada uno. El movimiento consciente consiste en darte cuenta de tus pensamientos mientras te ejercitas.

Cómo mejorar tu satisfacción laboral

En una economía con desafíos, puede que no consideres simplemente cambiar de trabajo, pero quizás sí puedas cambiar tu manera de pensar sobre tu trabajo para mejorar tu satisfacción laboral.

Piensa sobre lo que originalmente te llevó a tu actual trabajo y si puede ser un factor en tu falta de satisfacción laboral. Entender lo que te motiva en el trabajo puede ayudarte a remarcar tus expectativas y tomar decisiones para aumentar tu satisfacción.

Sin tener en cuenta por qué trabajas, existen estrategias que pueden ayudarte a darle una nueva vida a tu trabajo:

  • Crea nuevos retos.
  • Enseña a un compañero.
  • Expande tus habilidades con nuevos proyectos.
  • Aprende de tus errores y vuelve a intentarlo.
  • Sigue siendo positivo, a pesar de los días malos.
  • Sé agradecido. La gratitud puede ayudarte a focalizar lo que es positivo de tu trabajo.
  • Nutre tu pasión con actividades fuera del trabajo.

Maneja tu estrés

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Actívate

Toma en cuenta caminar, trotar, ir en bicicleta, nadar, levantar peso o cualquier otra actividad que te mantenga activo, y utilízala como herramienta para liberar estrés.tranquila y relajante al irte a dormir: escuchar música, meditar, entre otras opciones.

Conéctate con los demás y ríe.

El contacto social y la risa son buenos agentes contra el estrés ya que ayudan a tolerar los altibajos de la vida. Así que, ve a tomar café con un amigo, ríe y charla, escribe a un familiar o visita un lugar de tu agrado. La risa enciende y relaja tu respuesta al estrés.tranquila y relajante al irte a dormir: escuchar música, meditar, entre otras opciones.

Duerme suficiente

Cuando tienes demasiadas cosas que hacer se manifiesta un desequilibrio en el sueño. Asegúrate de tener una rutina tranquila y relajante al irte a dormir: escuchar música, meditar, entre otras opciones.

Evita el estrés con las siguientes recomendaciones:

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1. Mide el tiempo.

Levantarte temprano te ayudará a evitar horas de tráfico, el cual puede ser un causante de estrés.

2. Haz una lista de las tareas del día.

Analiza rápidamente las tareas a realizar durante el día para que estés preparado con todo lo necesario.

3. Establece prioridades.

Si no se da prioridad a lo realmente importante, te puedes distraer con tareas que pudiste haber dejado para otro momento.
Al final del día, cuando te des cuenta de que hiciste bastantes cosas, pero que no eran del todo importantes, te estresarás.

4. Toma tiempo para pensar.

Tómate el tiempo necesario en cada una de las tareas que realizas para no cometer errores.

5. Descansa al menos cada dos horas.

Toma al menos cinco minutos de descanso cada dos horas. Esto aumentará tu capacidad de concentración.

6. Organiza tu lugar de trabajo.

Saber dónde exactamente están tus cosas de trabajo y tener un área despejada evita el estrés.

Mamás sanas y felices: cómo equilibrar la vida laboral y la personal

Mamás sanas y felices: cómo equilibrar la vida laboral y la personal

Ten en cuenta estas ideas para encontrar un equilibrio entre el trabajo y tu vida personal:

Vigila tu tiempo. Presta atención a tus tareas diarias (personales y de trabajo). Establece prioridades y delega las que no te gustan o no puedes asumir. Comparte tus preocupaciones y posibles soluciones con tu jefe.

Aprende a decir que no. Ya sea que un compañero te pida que le ayudes con sus tareas o que la maestra de tus hijos te pida organizar una fiesta para la clase, di «no» respetuosamente. De esta manera tendrás más tiempo para aquellas actividades importantes para ti.

Separa el tiempo laboral del tiempo personal. Cuando estés con la familia, dedícate sólo a ellos.

Administra tu tiempo. Haz el súper en partes o poner una lavadora diaria. Pon los acontecimientos familiares en un calendario y lleva una lista de tareas diarias. Si organizas bien tu tiempo, podrás realizar todas tus actividades personales y laborales. Refuerza tu sistema de apoyo. En el trabajo, une fuerzas con los compañeros que puedan cubrirte, y viceversa, cuando surjan imprevistos. En casa, pide a amigos de confianza y familiares que te “echen una mano” con los niños y la casa cuando necesites trabajar horas extra.

Lleva una dieta saludable, incluye actividad física en tu rutina y duerme bien. Reserva tiempo para realizar una actividad que te guste, como leer.

Las ETS más frecuentes en México

Las ETS más frecuentes en México

De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), estas son las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes:

Virus del papiloma humano (VPH): Es la principal causa del cáncer cervicouterino. Algunos tipos de VPH pueden causar verrugas genitales.

Sífilis: La enfermedad puede durar años sin presentar síntomas. Es curable con antibióticos, pero el tratamiento no revierte los daños causados por la infección. Si no se trata adecuadamente puede ocasionar la muerte.

VIH: el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) origina un debilitamiento progresivo del sistema inmune. Este hace que el cuerpo sea más susceptible a infecciones, como algunos tipos de neumonía y cáncer.

Clamidia: En varones, puede ocasionar una sensación ardorosa al orinar y una secreción por la uretra. Las mujeres pueden experimentar ardor al orinar; puede aparecer una secreción delgada por la vagina, o dolor en la parte baja del abdomen.

Virus de hepatitis B: La hepatitis es la inflamación del hígado que provoca que este órgano no pueda limpiar las toxinas de la sangre. Algunas personas no presentan síntomas, pero cuando se presentan incluyen fatiga, fiebre, pérdida del apetito, náusea y vómito y dolor articular.

Gonorrea: Se caracteriza por la inflamación de las vías urinarias y los genitales que llegan a producir flujo en exceso. También puede presentarse en la garganta y el recto.

Herpes genital: El síntoma inicial es dolor o picazón de la piel alrededor del área afectada. No hay cura ni vacuna para el herpes.

El virus permanece latente en las áreas infectadas y se reactiva periódicamente. La enfermedad es muy contagiosa.