Aprende a decir no

 Aprende a decir no

 

¿Trata de acomodar demasiadas actividades en muy poco tiempo?

Si es así, quizá encuentres alivio al estrés con sólo decir no.

  • Hay incontables solicitudes importantes. Así pues, es fácil crear situaciones estresantes si no rechazas algunas solicitudes que requieren tu tiempo y talento. • Identifica tus prioridades. Decir que no te permite dar prioridad a las cosas que son importantes en tu caso. Examina tus obligaciones y prioridades actuales antes de hacer cualquier compromiso nuevo. • Evalúa tu compromiso de tiempo. ¿Es la actividad que estás considerando un compromiso a corto o a largo plazo? Si comprometes tu tiempo será otra fuente de estrés.

 

Protege tu tiempo

 Protege tu tiempo

 

Para algunas personas resulta difícil decir que no a cualquier solicitud que se haga sobre su tiempo, pero decir que sí a todo conlleva un precio. Más estrés y menos paz interior

Persevera

 Persevera

 

Al calor del momento, puede ser difícil recordar sus estrategias de manejo.

  • Tener algo consigo que te sirva como recordatorio para dar un paso atrás y controlar tu enojo.

    Por ejemplo: lleva en tu bolsillo una piedrecilla lisa o un pedazo de papel con consejos escritos. Con tiempo y esfuerzo, es posible que las respuestas sanas se presenten solas.

 

Consejos para controlar tu enojo

 Consejos para controlar tu enojo

 

Para ayudar a tener el enojo bajo control:

  • Piensa con cuidado antes de decir cualquier cosa.
  • Toma "tiempo fuera". Cuenta hasta 10 antes de reaccionar o sal por completo de la situación antes de explotar.
  • Encuentra maneras para calmarte y tranquilizarte.
  • Expresa tu enojo tan pronto como sea posible de manera que no permanezcas "hirviendo".
  • Colabora con la persona que te hizo enojar con el fin de identificar soluciones para la situación.
  • Usa la palabra "Yo" al describir el problema. Esto ayuda a evitar las críticas o las acusaciones.
  • No guardes rencor. Perdona a la otra persona. No es realista esperar que todos se comporten exactamente como lo deseas.

 

Cambia tu respuesta emocional

 Cambia tu respuesta emocional

 

Manejar el estrés no significa eliminar los factores de estrés de su vida, sino desarrollar estrategias positivas para enfrentarlo y evitar sus consecuencias negativas.

  • Piensa en el estrés como tu reacción hacia un evento, más que como el propio suceso.
  • Esto facilita la identificación de maneras sanas de manejar el estrés.
  • Aun cuando no puedes controlar algunos de los factores de estrés de tu vida, sí puedes controlar tus reacciones hacia ellos.

 

Da un giro a los pensamientos negativos

 Da un giro a los pensamientos negativos

 

Puedes aprender a convertir los pensamientos negativos en positivos.

  • El proceso es directo, aunque es un reto, en especial al principio.
  • Comienza por seguir una regla simple: no te digas lo que no le dirías a nadie más.
  • A lo largo del día, detente y analiza lo que estás pensando.
  • Si descubres que tus pensamientos son negativos, intenta darles un giro positivo.
  • Se requiere tiempo y práctica

 

Busca patrones

 Busca patrones

 

Considera tus conductas actuales de manejo del estrés:

¿Te pones tenso?

La tensión en el cuello y los hombros, o apretar las mandíbulas o los puños con frecuencia son signos tempranos de estrés. Este último puede causar trastornos estomacales, dificultad para respirar, dolor de espalda, dolores de cabeza y otros síntomas físicos.

¿Busca algo para comer?

El estrés y comer en exceso con frecuencia están muy relacionados. El estrés puede hacer que comas incluso cuando no tienes hambre, o que pierdas el control sobre sus planes de alimentación y ejercicio.

¿Te impacientas?

Quizá te sorprendas dando vueltas sin parar en la habitación o agitándote con nerviosismo. Quizá tengas problemas para concentrarte o quedarte dormido por las noches.

¿Te enojas?

Es posible que cuando te encuentres bajo presión discutas con tus compañeros, amistades o seres queridos.

¿Lloras con facilidad?

El estrés puede desencadenar ataques de llanto u otros desahogos emocionales.

¿Dejas que tus pensamientos negativos te dominen?

Es posible que cuando te encuentras bajo estrés esperes de modo automático lo peor o exageres los aspectos negativos de una situación.

¿Fumas?

Incluso si dejaste de fumar hace mucho, puede suceder que un cigarro te parezca una forma fácil de relajarte cuando te encuentras bajo presión.

¿Recurres al alcohol u otras drogas?

El estrés lleva a muchas personas a beber en exceso o a participar en otros comportamientos arriesgados, entre ellos el abuso de las drogas.

¿Te basas en una sola técnica para manejar el estrés?

Si todo el tiempo empleas una sola técnica para manejar el estrés, es tiempo de abrirse a otras estrategias para la reducción del estrés.

 

Determina tu nivel de enojo

 Determina tu nivel de enojo

 

El enojo en sí mismo no es malo. Si se expresa de la manera adecuada, puede ser sano. Ayuda a protegerte de situaciones peligrosas o, por ejemplo, te energiza para resolver problemas.

  • Las frustraciones cotidianas, la impaciencia y el resentimiento pueden hacer que tu temperamento se encienda.
  • Para muchas personas, éstos son momentos breves que no logran alterarlos y rápidamente recuperan la calma sin explotar.

 

Diálogo interno

 Diálogo interno

 

El diálogo interno es ese flujo interminable de pensamientos que pasan por tu cabeza todos los días.

  • Estos pensamientos automáticos pueden ser positivos o negativos.
  • Si las ideas que pasan por tu cabeza son en gran parte negativas, es muy probable que tu visión de la vida sea pesimista.
  • Si tus pensamientos son en tu mayor parte positivos, es probable que seas optimista.
  • Es posible reducir el estrés si aprendes a detener tus pensamientos negativos y practicas el diálogo interno positivo.

 

¿Cómo enfrentas el estrés en la actualidad?

 ¿Cómo enfrentas el estrés en la actualidad?

 

Una vez que te comprometes a reducir tu estrés, necesitarás analizar y comprender cómo responde a éste en la actualidad.

  • Algunas personas parecen no inmutarse, mientras que otras se angustian al primer signo de problemas.
  • La mayoría de las personas presenta respuestas al estrés intermedias.
  • Ligeras diferencias en los genes y en las relaciones con sus padres en la infancia también pueden jugar un papel en la manera en que manejas el estrés.