Prevención

Prevención

Puedes reducir tu riesgo de anemia por deficiencia de hierro eligiendo alimentos ricos en hierro.

Elige alimentos ricos en hierro. Los siguientes son algunos alimentos ricos en hierro:

  • Carne roja, carne de cerdo y aves de corral
  • Mariscos
  • Porotos
  • Vegetales de hojas verdes oscuras, como la espinaca
  • Frutas desecadas, como uvas pasas y chabacanos (albaricoques, damascos)
  • Cereales, panes y fideos fortificados con hierro
  • Arvejas (guisantes, chícharos)

Tu cuerpo absorbe más hierro de la carne que de otras fuentes. Si eliges no comer carne, es posible que necesites aumentar el consumo de alimentos vegetales ricos en hierro para absorber la misma cantidad de hierro que alguien que come carne.

Elige alimentos que contengan vitamina C para mejorar la absorción de hierro.

Puedes mejorar la absorción de hierro en el cuerpo tomando jugo de cítricos o comiendo otros alimentos ricos en vitamina C al mismo tiempo que ingieres alimentos ricos en hierro. La vitamina C en los jugos cítricos, como el jugo de china (naranja), ayuda al cuerpo a absorber mejor el hierro de la dieta.

La vitamina C también se encuentra en los siguientes alimentos:

  • Brócoli
  • Pomelo
  • Kiwi
  • Hortalizas de hoja verde
  • Melones
  • Naranjas
  • Pimientos
  • Fresas
  • Mandarinas
  • Tomates

Síntomas

Apendicitis

La apendicitis es una inflamación del apéndice. El apéndice es una bolsa en forma de dedo que sobresale del colon en la parte inferior derecha del vientre, también llamada abdomen.

La apendicitis causa dolor en la parte inferior derecha del abdomen. Sin embargo, en la mayoría de las personas, el dolor comienza alrededor del ombligo y luego se desplaza. A medida que empeora la inflamación, suele aumentar el dolor de la apendicitis, y, con el tiempo, se agrava.

Aunque cualquier persona puede padecer apendicitis, lo más frecuente es que se produzca en personas de entre 10 y 30 años. El tratamiento de la apendicitis suele consistir en antibióticos y cirugía para extirpar el apéndice.

Síntomas

Los síntomas de la apendicitis pueden incluir:

  • Dolor repentino que comienza en el lado derecho en la parte inferior del abdomen
  • Dolor repentino que comienza alrededor del ombligo y a menudo se desplaza a la parte inferior derecha del abdomen
  • Dolor que empeora al toser, caminar o realizar otros movimientos bruscos
  • Náuseas y vómitos
  • Pérdida de apetito
  • Fiebre baja que puede aumentar a medida que empeora la enfermedad
  • Estreñimiento o diarrea
  • Hinchazón abdominal
  • Gases

El lugar del dolor puede variar en función de la edad y la posición del apéndice. En el embarazo, puede parecer que el dolor procede de la parte superior del abdomen, ya que el apéndice está más alto durante el embarazo.

¿Cuándo consultar al médico?

Si tú o tu hijo tienen síntomas, programa una cita médica con el equipo de atención médica. Un dolor abdominal terrible requiere atención médica inmediata.

Causas

Causas

Una obstrucción en el revestimiento del apéndice es la causa probable de la apendicitis. Esta obstrucción puede causar una infección. Las bacterias se multiplican rápidamente, lo que causa que el apéndice se inflame, se hinche y se llene de pus. Si no se trata de inmediato, el apéndice puede romperse y abrirse.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Aunque la apendicitis puede ocurrir en personas de cualquier edad, hay ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta condición. A continuación, se describen algunos de los principales factores de riesgo para padecer apendicitis:

  • La apendicitis es más común en personas de entre 10 y 30 años, aunque puede ocurrir a cualquier edad.
  • Infecciones bacterianas o virales en el tracto gastrointestinal pueden inflamar el apéndice y aumentar el riesgo de apendicitis.
  • La obstrucción del apéndice por heces endurecidas, conocidas como fecalitos, es una causa común de apendicitis.
  • Una dieta baja en fibra puede conducir a un tránsito intestinal lento y a la formación de heces más duras, lo que puede aumentar el riesgo de obstrucción del apéndice y, por ende, de apendicitis.
  • Un estilo de vida sedentario puede contribuir a problemas digestivos, como el estreñimiento, que a su vez puede aumentar el riesgo de obstrucción del apéndice.

Diagnóstico

Diagnóstico

Para ayudar a diagnosticar la apendicitis, es probable que tu equipo de atención médica haga un historial de tus síntomas y te examine el abdomen.

Las pruebas utilizadas para diagnosticar la apendicitis incluyen:

  • Examen físico. Un miembro del equipo de atención médica puede aplicar una suave presión sobre la zona dolorida. Cuando la presión se libera repentinamente, el dolor de apendicitis suele empeorar. Esto se debe a la inflamación del revestimiento de la cavidad abdominal, llamado peritoneo.
  • Análisis de sangre. Esta prueba comprueba si el recuento de glóbulos blancos es elevado. Un recuento elevado de glóbulos blancos puede indicar una infección.
  • Análisis de orina. Es posible que tengas que someterte a un análisis de orina, también llamado urianálisis. Un análisis de orina garantiza que el dolor no se debe a una infección de las vías urinarias o a un cálculo renal.
  • Estudios por imágenes. También es posible que te hagan estudios por imágenes para confirmar la apendicitis o encontrar otras causas del dolor. Estas pruebas pueden incluir una radiografía abdominal, una ecografía abdominal, una tomografía computarizada o una resonancia magnética.

Tratamiento

Tratamiento

El tratamiento de la apendicitis suele consistir en una intervención quirúrgica para extirpar el apéndice. Antes de la intervención, es posible que te administren antibióticos para tratar la infección.

La apendicectomía es una intervención quirúrgica para extirpar el apéndice. La apendicectomía puede realizarse como cirugía abierta mediante un corte abdominal de entre 2 y 4 pulgadas (de 5 a 10 cm) de longitud. Esto se conoce como laparotomía. La cirugía también puede realizarse a través de unos pequeños cortes abdominales. Eso se conoce como cirugía laparoscópica. Durante la apendectomía laparoscópica, el cirujano coloca instrumentos quirúrgicos especiales y una cámara de video en el abdomen para extirpar el apéndice.

En general, la cirugía laparoscópica permite tener una recuperación más rápida y una fase de curación con menos dolor y cicatrices. Puede ser mejor para los adultos mayores y las personas con obesidad.

Pero este tipo de cirugía no es el más adecuado para todos los casos. Es posible que necesites una apendicectomía abierta si el apéndice se ha roto y la infección se ha extendido más allá del apéndice, o si tienes un absceso. La apendicectomía abierta permite al cirujano limpiar la cavidad abdominal.

Si el apéndice ha reventado y se ha formado un absceso a su alrededor, es posible drenarlo. Para drenarlo, se coloca una sonda a través de la piel hasta el absceso. La apendicectomía puede realizarse varias semanas después, una vez controlada la infección.

Si la apendicitis no es grave y no requiere cirugía, pueden utilizarse solo antibióticos. Sin embargo, si no se extirpa el apéndice, hay más probabilidades de que la apendicitis reaparezca.

Prevención

Prevención

La apendicitis es difícil de prevenir debido a que sus causas no están completamente claras, y en muchos casos, ocurre de manera impredecible. Sin embargo, hay ciertas prácticas que pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar apendicitis, principalmente mediante el mantenimiento de una buena salud digestiva. Sigue estas recomendaciones:

  • Incluir en tu dieta una variedad de frutas y verduras frescas que son ricas en fibra, como manzanas, peras, zanahorias, brócoli, y espinacas.
  • Incorporar alimentos como frijoles, lentejas, garbanzos, almendras, y nueces, que también son buenas fuentes de fibra.
  • Mantenerse bien hidratado ayuda a prevenir el estreñimiento, lo que reduce el riesgo de obstrucción en el apéndice.
  • Hacer ejercicio regularmente mejora la motilidad intestinal y ayuda a prevenir el estreñimiento.
  • Actividades como caminar, nadar, andar en bicicleta, y hacer yoga son beneficiosas para mantener un sistema digestivo saludable.
  • Practicar técnicas como la meditación, la respiración profunda, y el yoga puede ayudar a reducir el estrés, lo que a su vez puede tener un efecto positivo en la salud digestiva.

Síntomas

Ataque cardíaco

El ataque cardíaco se produce cuando se bloquea o se reduce gravemente el flujo de sangre que va al corazón. Por lo general, la obstrucción se debe a una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las arterias del corazón (coronarias). Los depósitos de grasa que contienen colesterol se llaman placas. El proceso de acumulación de placas se llama ateroesclerosis.

A veces, una placa puede romperse y formar un coágulo que bloquea el flujo de sangre. La interrupción del flujo de sangre puede dañar o destruir una parte del músculo cardíaco.

El ataque cardíaco también se conoce como infarto de miocardio.

Si se produce un ataque cardíaco, es necesario recibir tratamiento de inmediato a fin de evitar la muerte. Llama al 911 o busca atención médica de emergencia si crees que estás teniendo un ataque cardíaco.

Síntomas

Los síntomas de un ataque cardíaco varían. En algunas personas, estos síntomas son leves. Otras personas tienen síntomas graves. Algunas personas no presentan síntomas.

Los síntomas frecuentes de un ataque cardíaco incluyen:

  • Dolor en el pecho que puede sentirse como presión, opresión, dolor, o sensación opresiva o de dolor
  • Dolor o molestias que se propagan al hombro, al brazo, a la espalda, al cuello, a la mandíbula, a los dientes o, a veces, a la parte superior del abdomen
  • Sudor frío
  • Fatiga
  • Acidez estomacal o indigestión
  • Aturdimiento o mareos repentinos
  • Náusea
  • Falta de aire
  • Problemas físicos inexplicables, como dolor de espalda o de cabeza

¿Cuándo consultar al médico?

Busca ayuda de inmediato si crees que estás teniendo un ataque cardíaco. Adopta las siguientes medidas:

  • Llama a emergencias. Si crees que estás teniendo un ataque cardíaco, llama inmediatamente al 911 o al número de emergencia local.
  • Toma aspirina, si el médico lo recomienda. El consumo de aspirina durante un ataque cardíaco podría reducir el daño cardíaco al evitar que la sangre forme coágulos.
  • La aspirina puede interactuar con otros medicamentos, así que no la tomes a menos que un médico lo indique.

Factores de riesgo

Factores de riesgo

Entre los factores de riesgo de un ataque cardíaco, se incluyen los siguientes:

  • Edad. Los hombres mayores de 45 años y las mujeres mayores de 55 años tienen una mayor probabilidad de tener un ataque cardíaco que los hombres y las mujeres más jóvenes.
  • Consumo de tabaco. Se incluye fumar y la exposición por largo tiempo al humo de segunda mano. Si fumas, deja de hacerlo.
  • Presión arterial alta. Con el tiempo, la presión arterial alta pude dañar las arterias que conducen al corazón.
  • Niveles elevados de colesterol o triglicéridos. Es muy probable que un nivel alto de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (el colesterol «malo») estreche las arterias.
  • Obesidad. La obesidad está asociada con la presión arterial alta, la diabetes, niveles altos de triglicéridos o colesterol malo y niveles bajos de colesterol bueno.
  • Diabetes. Los niveles altos de glucosa sanguínea aumentan el riesgo de tener un ataque cardíaco.
  • Falta de ejercicio. La falta de actividad física (estilo de vida sedentario) está relacionada con un mayor riesgo de sufrir ataques cardíacos. Hacer ejercicio de forma regular mejora la salud del corazón.
  • Dieta no saludable. Llevar una dieta con alto contenido de azúcar, grasas animales, alimentos procesados, grasas trans y sal aumenta el riesgo de tener un ataque cardíaco. Come mucha cantidad de frutas, verduras, fibra y aceites saludables.
  • Estrés. El estrés emocional, como la ira extrema, puede aumentar el riesgo de tener un ataque cardíaco.

Diagnóstico

Diagnóstico

Idealmente, el proveedor de atención médica debe examinarte durante los exámenes periódicos en busca de factores de riesgo que puedan ocasionar un ataque cardíaco.

A menudo, un ataque cardíaco se diagnostica en un entorno de emergencias. Si tuviste o tienes un ataque cardíaco, los proveedores de atención médica tomarán medidas inmediatas para tratar tu afección. Si puedes responder preguntas, es posible que te pregunten sobre tus síntomas y tus antecedentes médicos.

El diagnóstico de un ataque cardíaco incluye controlar la presión arterial, el pulso y la temperatura. Se hacen pruebas para determinar cómo está latiendo el corazón y revisar el estado general de salud.

Las pruebas para diagnosticar un ataque cardíaco incluyen las siguientes:

  • Electrocardiograma (ECG). Esta primera prueba para diagnosticar un ataque cardíaco registra las señales eléctricas a medida que se desplazan por el corazón. Se colocan parches adhesivos (electrodos) en el pecho y, a veces, en los brazos y las piernas. Las señales se registran como ondas y se muestran en una pantalla o se imprimen en papel. Un electrocardiograma puede mostrar si estás teniendo o has tenido un ataque cardíaco.
  • Análisis de sangre. Algunas proteínas cardíacas se filtran lentamente a la sangre después del daño ocasionado por un ataque cardíaco. Se pueden hacer análisis de sangre para comprobar la presencia de estas proteínas (marcadores cardíacos).
  • Radiografía de tórax. La radiografía de tórax muestra la condición y el tamaño del corazón y los pulmones.
  • Ecocardiograma. Las ondas sonoras (ecografía) crean imágenes del corazón en movimiento. Esta prueba puede mostrar el flujo sanguíneo a través del corazón y las válvulas cardíacas. Un ecocardiograma puede ayudar a identificar si un área del corazón está dañada.